El legado de cargar una cruz por más de 200 años

Arequipa: Este rito se forjó en el pueblo tradicional de Tiabaya. Ramón Quiroz inició la tradición de bajar la cruz desde el cerro Huayrondo en mayo y subirla en junio, como acto de fe.

Texto y fotos: Heiner Aparicio Ojeda

La familia de Jesús Núñez del Prado tomó la iniciativa de hacer perdurar esta tradición religiosa que su bisabuela Josefina Quiroz Ballesteros les enseñó.
Los devotos cargan la cruz por las diferentes calles de Tiabaya, en retribución a la fe que le tienen.
Las personas más longevas esperan en sus casas el paso de la cruz y, cuando esta llega, la besan en señal de devoción.
Siempre habrá fuerzas para cargar la cruz, así lo demuestran las señoras de Tiabaya.
El rostro de Cristo que adorna la cruz durante su estadía en la iglesia, mira hacia el cerro donde descansará todo el año.
Es hora de guardar los mantos que adornan la cruz hasta el próximo año.
El rosario y rostro serán guardados, pues la cruz sube al cerro sin ningún ornamento o adorno más que un manto que envuelve la unión de los maderos.
La cruz pesa unos 100 kilos, los pocos fieles que acompañan el camino de subida al cerro, la cargan al hombro por trechos sin descansar.
Los fieles llegan a despedirse del madero y atraviesan las chacras del distrito en su última procesión.
El fuerte sol no es enemigo para los fieles que deciden emprender este acto de fe que tiene más de 200 años.
El primer escollo antes de subir el cerro es atravesar el río Chili por un puente artesanal para llegar a la otra orilla.
Se inicia el ascenso al cerro Huayrondo o cerro San José, la cruz es llevada por una persona que se turna con otra cuando se cansa.
La subida es agreste, no hay un camino marcado, se tiene que trepar las rocas y un guía busca la mejor ruta.
Al llegar casi a la cima se tiene una vista espectacular de la ciudad. Se observan los volcanes como guardianes.
Antes de colocarla sobre la roca donde se posará para cuidar de todo Tiabaya, los valientes que la subieron realizan una última oración.
La cruz, ya en la cima, es colocada cuidadosamente para que esté en dirección a la plaza de Tiabaya.
Ellos son los fieles que, reforzados por su fe, cargaron la cruz hasta la cima del cerro.
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