La ciudadela de Churajón dejó sus huellas en el sector de Polobaya. Allí, aún se pueden apreciar los restos de andenería que sus habitantes dejaron en los cerros.Este lugar era un templo de adoración al Sol que, lamentablemente, fue huaqueado. Aquí fue donde la Virgen de Chapi pasó la noche, cuando era trasladada hacia Sogay en 1973.Aún quedan muros que describen el estilo de la construcción en esta antigua ciudadela preinca.El detalle de una ventana en uno de los muros, muestra la forma arquitectónica que trabajaron los churajones, con piedra y barro.Aún quedan vestigios de las calles estrechas que dividían las viviendas de la gran urbe, que se apostó en lo alto del cerro Sahuaca, a unos 37 km de la Ciudad Blanca.Este ingreso trapezoidal es el único que queda en pie para demostrar cómo era la construcción de los antiguos pobladores prehispánicos.Churajón contaba con murallas y terrazas que cubrían todo alrededor del centro poblado, lo que evidencia el carácter defensivo ante posibles invasiones.Esta piedra está clavada en medio de lo que pudo ser un centro de adoración al Sol. Otros investigadores manifiestan que sería un reloj solar de los antiguos habitantes.En la actualidad, esta parte de la zona arqueológica es utilizada por personas que realizan ritos y pagos a la tierra.Churajón fue descubierta por Leonidas Bernedo Málaga en 1931. Habría sido un gigantesco centro urbano. Esta cultura tendría su origen en los pueblos aimaras.Algunas personas lo llaman el “Machu Picchu de Arequipa”. Si se pusiera en valor, descubrirían que es un pueblo enterrado por la maleza y la tierra.La población que habita en los pueblos cercanos, usa los caminos de arrieros para transitar como hace cientos de años.Para llegar al complejo arqueológico de Churajón se atraviesa una trocha carrozable, y en el trayecto se puede observar animales como guanacos.En el camino, también se puede encontrar con una manada de caballos salvajes que bajan al lecho del río a beber agua.
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