El amor en tiempo de crisis

Jorge Pacheco Tejada
Educador

En opinión de María Cecilia Betancur, autora del libro Un amor que sirva o un amor que libere, “en una buena convivencia, cabe, y nunca faltará, toda clase de problemas, pero no serán siempre los mismos. [Los esposos] deben aprender a trabajar sus diferencias. No olvidemos que la calidad de una relación de pareja depende de la calidad humana de sus integrantes”.

Surge entonces una pregunta interesante, ¿cómo empezamos a mejorar nuestra relación si es que esta atraviesa por algún tipo de crisis? En su libro, Betancur desarrolla una explicación interesante que paso a detallar. Si una pareja hace un viaje de pocos días de duración, le será suficiente empacar ropa, pijamas, artículos de aseo, maquillaje, cámara fotográfica, lentes de sol y una buena actitud. Sin embargo, si la aventura va a durar toda la vida, pues la maleta deberá tener algunas otras cosas, ya que con lo anterior no alcanza, aun cuando se tenga la mejor actitud del mundo.

Cualidades

El viaje del matrimonio requiere poner en la maleta algo más que ropa bonita. Es necesario desarrollar algunas cualidades que nos ayudarán cuando aparezca una crisis: valoración positiva de uno mismo, una sana independencia, seguridad, mentalidad abierta, tolerancia, responsabilidad, sensibilidad, generosidad, buen humor y un sentido de orientación para saber hacia dónde se dirige la propia existencia.

Estas diez cualidades psicológicas pertenecen al campo de lo requerido para un proceso feliz de relación entre dos personas y para intentar recuperar algo que ha sido dañado por uno u otro motivo. Son psicológicas, es cierto, y tal vez no contengan en sí todas las respuestas para afrontar situaciones de crisis, ¡pero vaya que ayudan en algún momento!

Amor y crisis

Las buenas relaciones humanas evolucionan permanentemente gracias a todo aquello que sus protagonistas hacen y a todo cuanto les pasa. Cambios que se presentan afuera, transformaciones que se dan por dentro, logros, pérdidas, aciertos, errores, conquistas, fracasos. Todo es parte de un paquete que vamos abriendo a diario.

En esta progresión de hechos y variables, lo más corriente es tropezar con situaciones conflictivas, triviales, a veces graves, sencillas o complicadas. Hacer una evaluación correcta de cada crisis es lo que permite asumirla como una experiencia positiva, y salir ambos fortalecidos en la relación.

Algunas parejas, en su afán de aparentar una vida conyugal perfecta o movidas por el temor a fracasar, hacen todo lo posible por esquivar las confrontaciones que pudieran presentarse. No se dan cuenta de que las crisis representan oportunidades estupendas para su crecimiento como pareja y su desarrollo como personas, y cierran espacio a la comunicación franca y objetiva.

Es de vital importancia acostumbrarse a expresar clara y sinceramente los sentimientos y las necesidades de cada uno y a escuchar las del otro. Aprender a compartir y a hacer planes juntos.

Es común escuchar a padres de familia que se acercan a los profesores preguntando “¿qué puedo hacer?, creo que mi matrimonio se viene a pique”, sin saber que tal vez no sea sino cuestión de sentarse a conversar con la pareja de aquello que nunca antes se ha dialogado. Si hay amor, hay confianza y voluntad para rescatar el matrimonio de cualquier dificultad.

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