¿Cómo educar adolescentes responsables?

Tenemos que animar a nuestros hijos a que piensen cada acción, vean el pro y el contra, y hagan uso de su libertad.

Jorge Pacheco Tejada
Educador

Hay un aspecto clave en el proceso de maduración de un adolescente: la responsabilidad. ¿Quiere acompañar a sus hijos en la adolescencia? Enséñeles a ser responsables. Inculcar el sentido de la responsabilidad a los adolescentes requiere hacerlos reflexivos; que aprendan a explicar determinados comportamientos para que ellos, por sí mismos, puedan asumir las consecuencias de sus actos.

“¿Qué hice mal?”

Si alguna vez tu hijo pregunta en tono desafiante: “¿Qué hice mal?”, en realidad te está cediendo su problema. En otras palabras, está diciendo: “Soy incapaz de pensar por mí mismo, piensa tú por mí”. Una respuesta inteligente podría ser: “Piensa, hijo, ¿qué no estuvo bien de lo que hiciste?”

He visto, en mi experiencia de profesor, que muchas veces los padres de familia, en su afán de hacer lo mejor para sus hijos, los malcrían, los hacen irresponsables. La sobreprotección es un claro ejemplo.

La responsabilidad alude a la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas en todo momento. Tenemos que animar a nuestros hijos a aprender a ser responsables para que piensen cada acción; vean el pro y el contra; y haciendo uso de su libertad elijan lo que más les conviene, no lo que más les apetece.

Libertad y norma

Fátima Calzado, psicóloga y asesora familiar, afirma que “aprender a ser responsable supone asumir que los compromisos son buenos, nos hacen madurar y nos proporcionan la alegría de ser consecuentes con nuestras decisiones, a pesar del esfuerzo que estas decisiones supongan”.

Esta mirada se complementa con aquella recogida por la revista española Hacer Familia en la que se señala que la responsabilidad tiene dos requisitos: libertad y norma. “Para que exista responsabilidad las acciones han de ser realizadas libremente.

En este sentido, ni los animales ni los locos ni los niños pequeños son responsables de sus actos, pues carecen de uso de razón y este es imprescindible para la libertad” se señala en la publicación. Y complementa señalando que “debe existir una norma desde la que se puedan juzgar los hechos realizados. La norma tiene que ser conocida y explícita”.

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