Tráfico de animales: una invisible forma de maltrato

Rodrigo Cáceres
Paola Fernández
Valeria Ocharán (*)

En redes sociales se habla de que al menos 400 canes ingresados a la perrera de Socabaya terminaron muertos por razones aún no esclarecidas.

Desde el mes de junio, grupos protectores de los animales iniciaron campañas en contra de este centro que se encuentra bajo la administración de la municipalidad de Socabaya. La comuna de este distrito instaló la perrera con el fin de evitar la proliferación de la rabia, sin embargo denuncias recurrentes de maltrato encendieron las alarmas.

Según comentarios recogidos en la página de Facebook creada para denunciar a los responsables de la perrera, en ella no se cumplen los requerimientos mínimos para mantener a los canes en buenas condiciones. Se han reportado también malas prácticas de parte de los responsables al no proporcionar comida, agua y ciertos cuidados a los animales. Incluso se ha llegado a denunciar el sacrificio de algunos perros en buen estado de salud.

Los problemas de esta perrera ponen los reflectores sobre el problema del maltrato animal. El tema abre algunas interrogantes: ¿cuál es el rol de la sociedad para proteger a los animales?, ¿se debe promover la formación de sociedades protectoras de manera privada o se debe exigir que las municipalidades y el mismo gobierno sean quienes promuevan una cultura de protección animal para todas las especies?

La sociedad

Según declaraciones del abogado Fernando Mendoza, “el problema de las personas está en considerar que primero tienen derechos antes que deberes”.

El especialista asegura que “la responsabilidad y el cuidado de los animales debe partir de nosotros como dueños, la enseñanza de ello debe ser asumida primero por la familia, donde nuestros hijos aprendan que tener un animal no es tener un juguete, que tenerlo requiere responsabilidad y tiempo, y segundo en las instituciones educativas; enseñándoles a nuestros hijos el valor que tienen los animales que coexisten con nosotros en una sociedad, lo cual tendrá un efecto multiplicador en la sociedad”.

Problemas invisibles

Pero hay otras formas de maltrato que no son evidentes pero existen. Una de ellas es el tráfico de animales en todas sus modalidades.

Existen diversas formas de comercio de animales domésticos en Arequipa, las más populares son quizás la venta en veterinarias, la venta ambulante y en mercados. Todas estas formas, son motivadas por fines económicos, aunque estos realmente no sean bienes comercializables, y por lo tanto no pueden ceñirse a un régimen formal o informal. Aún así es una práctica a la que todos ya estamos acostumbrados.

La reciente ley de protección animal 30407 no contempla la venta como una práctica que atente contra la vida de los animales domésticos, por lo tanto tampoco la prohíbe y simplemente condena toda práctica que de manera comprobada atente contra la vida y el bienestar de las especies. Hay un evidente vacío legal que urge corregir.
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“La cadena debe de romperse, si no hay personas que compren animales, no vamos a encontrar personas que los estén vendiendo, no podemos seguir pensando en comprar un animal de raza cuando hay una gran cantidad de animales abandonados, hambrientos, sin cuidados, ni protección”, agrega Mendoza.

(*) Los autores de esta nota son alumnos del Club de Periodismo de la Universidad Católica San Pablo.

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