Masificación del gas en el sur no debe estar atada a ejecución de gasoducto

Nueva licitación del gasoducto no tiene por qué afectar masificación del uso del gas en el sur.

Rolando Vilca Begazo

La masificación del uso del gas natural en el sur del Perú no debería estar atada a la construcción del Gasoducto Sur Peruano (GSP). “Hay esquemas de rangos más económicos para transportar el gas hasta esta parte del país”, afirmó el exministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi.

Incluso, advirtió que tal como estaba diseñado el proyecto del GSP, este beneficiaba más al norte de Chile que al sur del Perú, por la limitada demanda que este combustible tiene en este momento.

El 70 % del gas que transportaría el GSP se iría para la generación eléctrica de 1 000 megavatios en el nodo energético de Mollendo e Ilo —y como tampoco hay demanda por esa energía en nuestro país, lo más seguro es que sea vendida a Chile y, además, a un precio barato, porque la operación del GSP será subsidiada en los recibos de consumo de electricidad de todos los peruanos, que se traduciría en un incremento de 20 % en las tarifas actuales—.

Gasoducto virtual

Entre las alternativas para masificar el uso del gas natural sin el GSP está el ‘gasoducto virtual’ que se haría realidad a través de la concesión que tiene la empresa colombiana Fenosa para abastecer —según sus voceros, a partir de abril del 2017— a las ciudades de Arequipa, Moquegua, Ilo y Tacna.

Este proyecto consiste en el transporte del gas natural licuado en camiones cisterna desde Melchorita (Pisco) hasta las plantas de regasificación existentes en cada ciudad del sur; luego, desde estas sería distribuido a través de una red de ductos hasta los consumidores domésticos, industriales o vehiculares.

Sin embargo, Herrera Descalzi también aclaró que el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski debería buscar la forma de ‘renegociar el precio final’ que pagará el consumidor domiciliario del gas, porque de lo contrario no le resultará beneficioso.

“Existen varios componentes en la inversión relacionada al sistema de distribución que pueden ser renegociados porque están muy por encima de los costos actuales y que se traducirían en un importante descuento en el precio que paguen los consumidores de este gas”, apuntó. Esto al margen de la aplicación de subsidios cruzados entre la industria y los consumidores residenciales, a fin de establecer tarifas más económicas.

Según voceros de Fenosa, el reemplazo del balón de gas propano por gas natural generaría un ahorro mensual de entre 5 y 7 soles por vivienda. Es decir, los residentes de Arequipa pagarían entre 28 y 30 soles cada mes por acceder al gas de Camisea, mientras que en Lima se cobra 15 soles.

¿Un elefante blanco?

En cuanto a la construcción del GSP en manos de Odebrecht con 55 % del accionariado, además de Enagás de España (25 %), y Graña y Montero (20 %), Herrera Descalzi señaló que corre el riesgo de convertirse en un ‘elefante blanco’ porque es una obra muy costosa y con poco beneficio para el sur del país.

En ese sentido, sería positivo que se convoque a una nueva licitación de este proyecto, una vez que se confirme la nulidad de la actual concesión, debido a la falta de financiamiento. Recordemos que si hasta el 17 de enero del 2017 no se produce el cierre financiero, el Estado procedería a la nulidad del contrato de concesión.

En los últimos meses, Odebrecht venía negociando la venta de sus acciones en el GSP con el consorcio Sempra-Techint. Sin embargo, este conglomerado condicionó la compra al retiro de la cláusula anticorrupción (que sanciona con la nulidad del contrato si existieran pagos indebidos en el proceso de adjudicación del proyecto), pero el Estado peruano advirtió que no eliminaría tal exigencia del acuerdo suscrito.

Y es que detrás de esta operación están 22 bancos que se encargan de financiar el costo del GSP —US$ 7 328 millones—, los cuales no quieren correr ningún riesgo para recuperar el préstamo que otorgarían al nuevo consorcio a cargo de su ejecución y operación por los próximos 30 años. Así, todo haría indicar que la concesión del GSP incurriría en causal de nulidad y el Estado tendría que resolver el contrato y prepararse para una nueva licitación.

Nueva arquitectura

Ahora bien, la convocatoria a un nuevo proceso de licitación del GSP no sería sencillo y su preparación tomaría como mínimo unos 12 meses. En opinión de Carlos Herrera, para la nueva convocatoria se debe revisar no solo el alto costo del proyecto, sino el retiro de parte del financiamiento a través de las tarifas eléctricas, y considerar la inclusión de la ejecución de la petroquímica.

El mismo presidente Pedro Pablo Kuczynski cuestionó, días atrás, el alto costo que pagarían los peruanos en los recibos de luz para financiar el GSP. A ello se añade asegurar un mercado de consumidores y contar con las reservas probadas de gas natural para atender la nueva demanda en el sur; estos temas no fueron resueltos con la actual concesión.


El dato

El GSP transportaría 500 millones de pies cúbicos de gas natural por día y el nodo energético consumiría unos 320 millones de pies cúbicos. Con la petroquímica, la demanda se puede elevar hasta 700 u 800 millones de pies cúbicos.

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