La receta de Ricardo Gareca: identidad, disciplina y rendimiento

“La Copa Centenario nos dio la posibilidad de ver a otros jugadores locales”, reconoció Gareca.

Renato Sumaria Del Campo

Nunca habíamos bendecido tanto esa manía nacional de inscribirnos siempre a última hora en cualquier cosa como cuando clasificamos para el Mundial Rusia 2018. Si íbamos, tenía que ser haciendo el trámite en fecha extemporánea. Y así pasó. Dos a cero a Nueva Zelanda en el repechaje y pasajes comprados a la cita que nos era negada desde hace 36 años.

¿Cómo logró Ricardo Gareca regresar a Perú a un Mundial? La respuesta parece estar en tres conceptos que se recogen de sus recientes declaraciones a cadenas televisivas en Argentina: identidad, disciplina y rendimiento.

Identidad

Gareca ha construido la identidad de esta selección a partir del sentido de pertenencia. “Quiero que el jugador peruano entienda que nadie le puede prohibir venir a jugar en la selección de su país”, afirma en un programa de la cadena Fox Sports. Y luego, añade: “Me gustaría que logre esa identidad y esa comunicación con el país, porque eso también beneficia mucho el juego”.

Después, el hoy técnico mundialista basa su trabajo en eso que algunos han denominado “el ADN del jugador peruano”: pelota al piso y siempre bien jugada. Así, en un diálogo con la cadena ESPN, el entrenador destacó el talento de algunos de sus dirigidos: “Paolo es de los mejores delanteros. Le veo hacer cosas. Cómo baja la pelota. A Jefferson, también. Trauco es un lateral que es como un enganche. Cueva es un jugador con una inventiva que no sabes para dónde sale. Son jugadores que te sorprenden”.

También tuvo palabras de elogio para Renato Tapia, el llamado Capitán del Futuro: “Es un jugador de 21 años que tiene cosas de líder. Siendo tan joven y habiendo gente pesada, de nombre, en el vestuario es un chico que habla y los grandes lo escuchan”.

Pero si alguien merece un lugar especial en el gusto futbolístico del entrenador nacional, ese es Edison Flores. El Orejas es, para el argentino, uno de los que más le gusta “por el perfil”. “Es un chico humilde que tiene un talento, que, la verdad, yo desearía que lo saque y que lo puedan ver”, señala.

Disciplina

«A mí no me gusta concentrar. Te soy sincero”, le confiesa Gareca al periodista Miguel Simón durante el diálogo en ESPN. Pero el Perú era otra cosa. Gareca no estaba preparado para las tropelías de Vargas, Farfán y Zambrano. Le advirtieron, según reconoció, “el taxista, el empresario, el dirigente”, y un día se dio cuenta que a la llegada de los jugadores del exterior “se hablaba de todo menos de fútbol”. “Y cambiamos”, dice con serenidad.

“Apenas llegaban del exterior, los concentraba. Yo sé y entiendo que es una oportunidad para ver a la familia o los amigos, pero no es lo principal. Lo principal es competir por tu selección. A partir de ahí se fueron calmando muchas cosas. Desde que tomamos esa decisión, concentramos siempre», y vaya que tuvo resultados.

Rendimiento

El periodista peruano Daniel Peredo cuenta siempre los detalles de un encuentro recurrente con el ex técnico nacional Sergio Markarián. Peredo frecuentaba la concentración de la selección semanas previas a cualquier fecha de las eliminatorias y, al encontrarse con Markarián, este le decía: “Flor de equipo que estoy armando”. En la alineación no figuraban ni Pizarro ni Vargas. Llegada la semana del partido, sin embargo, ambos eran titulares indiscutibles.

“¿Qué pasó, Sergio?”, preguntaba Peredo después de cada partido. Y el Mago, le contestaba: “Mucha jerarquía, es imposible dejarlos de lado”. Digamos que Gareca rompió el mito de que la jerarquía iguala al rendimiento. Él mismo lo explica así: “Lo más importante que hicimos fue dejar de lado a todo lo que tiene que ver con el nombre y la trayectoria, y pasamos a enfocarnos en jugadores que tenían continuidad y presente, por sobre todas las cosas”.

“Para tener chance tuvimos que enfocarnos en jugadores que eran más que buenos. Íbamos a tener chances si contábamos con jugadores que físicamente y técnicamente tuvieran algunos determinados valores. De bueno para arriba. Si algunos eran muy buenos técnicamente pero regulares físicamente, ya no nos enfocábamos. Si era al revés, lo mismo. Si no, no podíamos competir”, explica el entrenador.

Eso y su convencimiento de que el jugador peruano es capaz de competir cierran el círculo virtuoso de un proceso que nos tiene a todos contentos desde hace más de una semana.

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