La educación según el presidente Martín Vizcarra

Vizcarra dejó buenos resultados educativos en Moquegua. ¿Podrá hacer lo mismo a nivel nacional?

Renato Sumaria Del Campo

Cuando en el año 2011 la región Moquegua alcanzó el primer lugar en la Evaluación Censal de Estudiantes —la prueba que mide en todo el país los niveles de comprensión lectora y lógico-matemática en segundo de primaria—, Martín Vizcarra, el presidente de la región, visitó a Patricia Salas, la entonces ministra de Educación del gobierno humalista, para promocionar el logro. Pero la titular del sector le pidió prudencia y sugirió esperar tres años para comprobar si la mejora en el rendimiento era algo más que una casualidad.

Cumplido el plazo establecido, Moquegua comenzó a lucir con orgullo su milagro educativo. En el 2014, por tercer año consecutivo, logró colocar a sus estudiantes de primaria en el primer lugar de la evaluación censal. A saber: la reforma de Vizcarra permitió que el 63 % de moqueguanitos comprendiera lo que leía (el promedio nacional de entonces era de 33 %) y el 43.3 % aprobara el examen de lógico-matemática (el promedio nacional era de 16 %).

¿Qué hizo Vizcarra?

Algo que muy pocos se atreven a hacer: colocar a la educación en un nivel de relevancia similar al de otras actividades, como la minería o la economía. Vizcarra dejó destinado el 30 % de su presupuesto al sector, para atender, básicamente, dos grandes frentes: la mejora en equipamiento e infraestructura; y el seguimiento al trabajo de sus docentes.

En esa línea, desarrolló un interesante cronograma de inversiones en los colegios rurales, acompañado de un proceso muy creativo de mantenimiento de las instalaciones: cada año entre el 2001 y el 2014 capacitó a mil jóvenes para que durante el mes de febrero trabajen en el mantenimiento del mobiliario escolar de la región.

También amplió los fondos del Programa Estratégico de Logros de Aprendizaje (PELA,) del Ministerio de Educación, una iniciativa que financia un sistema de acompañamiento al docente para mejorar su rendimiento en el aula. Como los fondos del programa eran insuficientes, Moquegua puso de su bolsillo para que el dinero alcance y cada maestro de su región tuviera esta ayuda.

La herencia

Antes de dejar el Gobierno Regional de Moquegua, Vizcarra cerró un acuerdo con Southern Copper Corporation que significaba una inversión de más de 100 millones de soles en tecnologías de la información. Y esa fue la herencia que dejó a su región: que todos los colegios de Moquegua cuenten con acceso a Internet, pizarras interactivas, material de lectura en línea y todo aquello que, a través de las nuevas tecnologías, haga posible que los alumnos de esta parte del país estén en contacto con el mundo.

También dejó activada una agresiva campaña en contra de la suspensión de clases por ensayos de bailes, desfiles, cumpleaños del director y otros malos hábitos enquistados en el quehacer cotidiano de cientos de escuelas a nivel nacional.

Vizcarra no convirtió a Moquegua en Finlandia y, sin duda, como el resto del país, esta región se encuentra muy lejos del ideal educativo al que debe aspirar una nación en vías de crecimiento, como la nuestra; pero sus decisiones marcaron un camino importante que bien podría hoy imitarse en todo el Perú.


Positivo

En el 2014 logró, por tercer año consecutivo, colocar a sus estudiantes de primaria en el primer lugar de la evaluación censal: 63 % de moqueguanitos comprendía lo que leía y el 43.3 % aprobó el examen de lógico-matemática.


Lo dijo

Vizcarra dejó destinado al sector el 30 % de su presupuesto, para atender, básicamente, dos grandes frentes: la mejora en infraestructura y equipamiento; y el seguimiento al trabajo de sus docentes.

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