Nuestra responsabilidad educativa frente al Covid-19

Jorge Pacheco Tejada
Educador – Director del Dpto. de Educación UCSP

Siempre es conveniente estar al día con las noticias. Una adecuada información puede y debe orientar la conducta social sobre todo en situaciones de emergencia como la que estamos viviendo, porque nos permitirá conocer, analizar y tomar decisiones adecuadas.

La escuela y la familia no pueden mantenerse al margen de comentar las noticias y ayudar a orientar adecuadamente no solo la opinión de nuestros hijos y alumnos sino, y sobre todo, su comportamiento con respecto al acontecer de esta pandemia.

En este contexto cito un fragmento del artículo de un columnista de este medio, el profesor universitario José Manuel Rodríguez, refiriéndose a la reciente tragedia en una discoteca del distrito de Los Olivos, en Lima: “Estamos sumidos en la más profunda ignorancia. No es una ignorancia de datos, de habilidades, contenidos o procesos. Es una ignorancia moral, una grave ausencia de sabiduría, de capacidad de vivir en paz con uno mismo. Una ignorancia, finalmente, de la dignidad de las personas”. 

No se trata de caer en una sobrecarga informativa ni en el consumo de contenidos que afecten nuestro estado emocional –por la carga de escándalo que traen consigo–. Se trata de reflexionar serenamente las noticias, sin enfermar el ánimo.

Si el análisis de lo que ocurre en nuestro entorno, nos lleva a pensar que hay síntomas de ignorancia, de falta de criterio, de desorden moral que se traducen en actitudes de falta de respeto a las personas, a las normas, a la propia conciencia, entonces, veamos cuál es el origen de la inconducta social que pone en riesgo la vida propia y de los demás.

Parece ser entonces que en muchos casos es la irresponsabilidad que se manifiesta como desidia, incumplimiento de disposiciones, desacato, desobediencia.

Reforcemos en casa la reflexión constante sobre la consecuencia de los propios actos, el trato a los demás. La sinceridad, el cumplimiento de los pequeños encargos. Los niños y jóvenes necesitan saber qué está permitido y qué está prohibido.

Las circunstancias que vivimos por la pandemia son una ocasión propicia para consolidar la formación del carácter, lo que implica educar a nuestros hijos y alumnos en el respeto, la obediencia y la  responsabilidad. Atender este aspecto formativo evitará, citando nuevamente a mi colega Rodríguez, “la ignorancia moral, que no es sino la ausencia de sabiduría, de capacidad de vivir en paz con uno mismo”.

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