Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo
La derecha tiene chance de volver al poder en Bolivia, tras veinte años del Movimiento al Socialismo (MAS), fundado por Evo Morales, en el gobierno. Lo que parecía imposible para la oposición más errática del continente, no habría sido factible si no fuera por la crisis en la que se ha sumido el país durante el mandato de Luis Arce.
Con una inflación del 15.1 %, impulsada por un déficit fiscal cercano al 12 % y un crecimiento económico de apenas 1.1 %, el modelo del MAS se ha agotado. Todo parece indicar que la población, que soporta los rigores de la crisis, está dispuesta a probar lo opuesto al masismo, aunque no esté plenamente convencida, con la esperanza de que el país logre ver la luz al final del túnel.
El modelo económico del MAS implicó la estatización de los yacimientos de gas natural para venderlo por ductos a Brasil y Argentina. Este negocio representó una entrada significativa de divisas que alcanzó su esplendor en 2014, con 6624 millones de dólares. Desde entonces, se ha venido desplomando hasta llegar a los 2058 millones de dólares en 2024, lo que significó una disminución del 68 % de estos recursos en 10 años.
El MAS, con tal de repartir subsidios, nunca destinó partidas para nuevas exploraciones y los pozos que se explotaban simplemente se agotaron. A esto se suma que el subsidio más valorado por los bolivianos es el de los combustibles, que cubre hasta el 70 % de su costo final, algo insostenible.
Si la oposición llega al poder, no la tendrá fácil, desmontar subsidios es traumático, atraer inversiones para aumentar las reservas implicaría un cambio en el modelo económico que requerirá mayorías en el Legislativo. Además, estos cambios tomarán tiempo, y los bolivianos no quieren esperar más.
Discusión sobre el post