Las PASO

Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo

Hace unos meses, fuimos testigos de las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias en Argentina, las denominadas PASO; que fueron un invento del peronismo para hacer una fotografía y trazar su estrategia política de cara a la primera vuelta electoral, obteniendo un mapa político que les sirviera para negociar y mejorar los pronósticos.

Las PASO se introdujeron en nuestra ley de partidos políticos en 2019, pero estos han logrado evitar su implementación, tanto en 2021 —por la pandemia del coronavirus— como en 2022, en las elecciones regionales, por lo estrecho que fue el calendario electoral.

Se esperaba poder estrenar esta figura para los comicios generales de 2026, hasta que el 17 de octubre pasado el fujimorismo, con el apoyo de congresistas de otras bancadas, presentó un proyecto de ley para modificar la ley de partidos y disponer que se adicionaran a las PASO otras dos modalidades para la conformación de las listas partidarias. Estas serían la elección al interior del partido —con militantes inscritos— y la posibilidad de selección a través de delegados, como hasta ahora.

Tanto Transparencia como el JNE han mostrado su preocupación ante la posible modificatoria, y es que con las PASO se buscaba repolitizar los partidos políticos, devolviéndoles el poder a las bases, atajando la concepción de vientres de alquiler que los envuelve gracias a la lucrativa venta de avales.

Sólo por el hecho de ver si en algo mejora nuestro vapuleado sistema de partidos, valdría la pena darle una oportunidad a las PASO, pero no descartaría la consulta interna sólo con militantes y la interpartidista, que podrían fortalecer a las agrupaciones políticas y racionalizar su número, lo que al final brindaría mayor estabilidad al sistema y facilitaría la gobernabilidad.

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