La inmovilización social y la música

Augusto Vera Béjar
Docente UCSP

Son tiempos difíciles. La pandemia nos obliga a quedarnos en casa como parte de nuestra contribución solidaria para contrarrestar el coronavirus. La situación nos ha conducido a vivir una vida familiar que no tuvimos casi nunca, si tomamos en cuenta que los horarios de trabajo o los estudios, no suelen coincidir y no permitían una vida de familia tan cercana y unida como la que estamos experimentando estos días.

Tenemos que ser muy creativos para organizar actividades en casa que permitan evitar el exceso de preocupación y estrés. Para ello, nada mejor que la música. En efecto, el solo hecho de escucharla ya produce los beneficios que todos conocemos y que son reconocidos por varios estudios. Uno de ellos es estimular la alegría y el alivio de las penas, según el tipo de música que uno escucha. Se puede disfrutar personalmente pero también en el ámbito familiar. La música a escuchar en una situación como esta, debería tener un carácter alegre que nos contagie y nos divierta.

Diversos estudios de la ciencia de la musicoterapia demostraron que la música, aparte de conmovernos en varios sentidos, resulta también de gran ayuda para la recuperación de los enfermos y alivio para el dolor.

Diversos estudios de la ciencia de la musicoterapia demostraron que la música, aparte de conmovernos en varios sentidos, resulta también de gran ayuda para la recuperación de los enfermos y alivio para el dolor. El trato adecuado de la música nos puede convertir cada día en personas muy positivas.

Si uno de los miembros de la familia es capaz de tocar un instrumento musical, no necesariamente a un alto nivel técnico, puede aliviar y entretener a toda la familia. Todos pueden participar de los ‘juegos musicales’, si tomamos en cuenta que el cuerpo humano es en sí mismo, un maravilloso y completo instrumento musical que sirvió de molde para quienes inventaron los artefactos musicales.

Solo la voz humana tiene características tan elevadas de producción de sonidos musicales, agudos, graves, suaves fuertes, cortos y largos, pero también tiernos y amorosos, que ningún instrumento puede imitar.

Solo la voz humana tiene características tan elevadas de producción de sonidos musicales, agudos, graves, suaves fuertes, cortos y largos, pero también tiernos y amorosos, que ningún instrumento puede imitar. El cuerpo humano puede producir infinidad de sonidos. Es un instrumento de cuerda, de aire y de percusión que puede alternar fácilmente con los otros instrumentos musicales.

No le demos pase al aburrimiento. Hagamos música aunque sea acompañando creativamente las grabaciones que nos gustan o interesan. También participando con alguien de la familia que pueda tocar un instrumento, tarareando, aplaudiendo o produciendo cualquier sonido con el menaje familiar; allí encontraremos la diversión necesaria que aliviará estos días difíciles y que tarde o temprano terminarán.

¡No al aburrimiento, ni a la tristeza!, ¡sí a la alegría y al optimismo! Confía en la música que siempre está cerca y a la mano de los seres humanos.

Salir de la versión móvil