Rubel Linares Málaga
Docente del Departamento de Ciencias Naturales – UCSP
La innovación educativa es motivadora y desafiante. Su visión está orientada en la generación de cambios significativos en el proceso enseñanza-aprendizaje a todo nivel. Uno de los elementos importantes es la tecnología que manifiesta su aporte mediante herramientas interactivas llamadas simulaciones.
Los simuladores son como un rompecabezas que al sincronizar sus partes se puede comprender el contenido. Estos recursos digitales adquirieron una gran importancia en la enseñanza de las ciencias como consecuencia de la emergencia sanitaria por el covid. Un ejemplo lo encontramos, a nivel universitario, en la enseñanza de la Física.
Para los estudiantes esta es una experiencia positiva y motivadora al encontrar una nueva forma de aprender, muy sencilla y didáctica. Los alcances de las simulaciones y la creatividad docente han permitido que se realicen las clases virtuales con resultados favorables, sobre todo para realizar experimentos que ayudan a comprender mejor la teoría, pues la Física se basa en lo experimental.
La presencia oportuna de los simuladores en las clases virtuales, bajo la orientación del docente y la colaboración de los estudiantes, demuestra un nuevo camino para la enseñanza de las ciencias y en particular de la Física. No significa que un experimento hecho con simuladores vaya a reemplazar al que se realiza en laboratorio. No obstante, sí es un soporte de la enseñanza virtual.
¿Las simulaciones vinieron para quedarse? ¡Claro que sí! Es evidente que la interacción con los medios tecnológicos toma vital importancia en la comunicación y transferencia de contenidos en la actualidad. Por ello, el profesor del siglo XXI debe ser innovador, curioso y de mente abierta para armonizar con los cambios pedagógicos, así como tener la confianza para incorporar nuevas tecnologías en su proceso de enseñanza.
Las experiencias son muy gratificantes, solo queda dar paso a nuestra imaginación. Hay mucha información en Internet que debemos explotar para beneficio de la educación en nuestro país. Se tiene que eliminar el miedo a lo desconocido y tener la voluntad de lanzarnos a ese mundo tecnológico. Ser autodidactas tendrá que ser parte de nuestro quehacer.
La experiencia de estos dos últimos años nos hace reflexionar y comprender que una situación negativa nos puede llevar hacia otra positiva, si nos comprometemos a ser agentes de cambio y superación. Como profesional de la educación no dudemos en intentar o proponer, nuestra creatividad será el resultado de nuestra motivación.