El adiós a Víctor Dávalos, cantor referente de la música popular arequipeña

Augusto Vera Béjar
Músico y docente UCSP

Falleció a los 92 años —en Arequipa su ciudad natal— don Víctor Dávalos Salazar, un gran referente de la música popular y en especial de la criolla. Nació en 1927 y fue el sobreviviente del famoso dúo Los Hermanos Dávalos, que conformó con su hermano José, cuatro años mayor que él y que falleció en el año 2002.

Ambos eran herederos de las cualidades de su padre, don Víctor Dávalos Pacheco, reconocido cantor arequipeño, célebre por su potente voz y por sus anécdotas relacionadas con este talento. 

Los contemporáneos de don Víctor Dávalos (padre), aseguraban que su canto era tan enérgico que podían escucharlo a varias cuadras a la redonda de la ciudad de Arequipa.

Si el renombrado tenor italiano, Enrico Caruso, era capaz de quebrar vidrios con su potente voz, los contemporáneos de don Víctor Dávalos (padre), aseguraban que su canto era tan enérgico que podían escucharlo a varias cuadras a la redonda de la ciudad de Arequipa. Todavía cuentan algunas anécdotas de cómo mantuvo duelos con cantantes de la capital para definir quien tenía la voz más poderosa, y claro, salió victorioso.

El dúo Los Hermanos Dávalos, se formó en los años 40. Inicialmente formaban un trío con su amigo Guillermo Ramos. Se especializaban —al principio— en cantar rancheras mexicanas. Las radios de entonces, Arequipa, Landa y radio Continental fueron testigos de su progreso hasta que llegó el momento de emigrar a la capital en busca de nuevos horizontes. Siempre se dio por cierto que, para ello, contaron con alguna ayuda especial de un alto funcionario del Gobierno. 

En la capital se dedicaron de lleno a la música criolla. El apogeo que tuvo este género a partir de la década del 50, con el auge de la radiodifusión y las grabaciones de discos, permitió la aparición de grandes compositores e intérpretes donde destacaron nítidamente Los Hermanos Dávalos, especialmente cuando compartieron su tarea con eximios guitarristas de la época como Rafael Amaranto y Oscar Avilés. Algunas de las grabaciones que realizaron son una gran muestra de su calidad musical, Gitana, Sufriendo estoy e Ídolo, son algunas de esas páginas maestras de la música criolla.

Don Víctor Dávalos pasó la última etapa de su vida en Arequipa, manteniendo el carácter bohemio y humilde que siempre lo caracterizó.

Casi por casualidad viajaron a los Estados Unidos y se quedaron allí casi veinte años. En todo ese tiempo se encargaron de difundir la música arequipeña por todo el continente; los valses Melgar y Silvia de Benigno Ballón Farfán, así como marineras, pampeñas y yaravíes fueron parte de su importante repertorio. También hicieron la mejor versión que se conoce del emblemático vals del arequipeño Mario Cavagnaro, El Regreso, que empieza con los inolvidables versos “quería verte inolvidable tierra querida”.

Don Víctor Dávalos pasó la última etapa de su vida en Arequipa, manteniendo el carácter bohemio y humilde que siempre lo caracterizó. Hace unos años visitó mi casa por invitación de mi compadre, Juan Guillermo Carpio Muñoz. Aquella hermosa tarde criolla en que don Víctor —acompañado por una de sus hijas— cantó como en sus mejores tiempos, y en la que tuve el honor de acompañarle con mi guitarra, queda como eterno recuerdo de un cantor que vivió enteramente para la música, que hizo honor a su tierra y a sus canciones y que no será olvidado jamás.

Las autoridades de la ciudad cumplieron con rendirle los honores que le correspondían en vida y su retrato, con toda justicia, aparece hoy entre los personajes ilustres de la ciudad. Descanse en paz.

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