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Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo

El Perú se prepara para tener una elección atípica. Si los comicios fueran mañana, tendríamos 35 partidos inscritos ante el Jurando Nacional de Elecciones (JNE) que podrían presentarse para alcanzar representación en el Congreso, en el nuevo senado y la presidencia.

Pero esta cifra podría llegar –y todo parece indicar que no es imposible– a 62 partidos, pues en los próximos meses cerca de 27 grupos políticos tienen chance de hacer las gestiones necesarias y habilitarse para las próximas elecciones generales. En dicha empresa han entrado todos lo que han podido, todos los expresidentes se han afiliado a sus nuevas casas políticas y otros buscan aclarar su situación penal ante el Poder Judicial y electoral, para poder participar.

Con un número tan amplio, prepárense porque la cédula electoral va a ser la más grande de la historia, sobre todo en Lima, donde habrá más curules para ser elegidas. Un número tan grande de listas terminará por dispersar el voto y dejará en suspenso la conformación del próximo Congreso ya que, gracias a la métrica que empleamos (la cifra repartidora mediante el sistema de D´Hondt), lo más probable es que sólo 9 bancadas obtengan representatividad.

Así las cosas, semejante dispersión del voto hará que los partidos en pugna se saquen las uñas para alcanzar el umbral. De allí que el proceso electoral requiera de todas las garantías posibles, será imposible fiscalizar 62 listas para los medios de comunicación. Así mismo, es muy probable que ante el resquebrajamiento de las mayorías relativas que hemos tenido en este Congreso, la generación de coaliciones sea más costosa en el próximo periodo, lo que termine dificultando aun más la escasa gobernabilidad que han tenido los últimos ocho ejecutivos.

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