La nave espacial que nació en Tiabaya

Equipo de la UCSP, elaboró una maqueta animada del primer prototipo en el mundo creado por Pedro Paulet

Gabriel Centeno Andía

Pedro Paulet, considerado como el padre de la astronáutica, nació en el distrito de Tiabaya. Creció en este pueblo pintoresco muy arraigado a sus tradiciones. Paulet vivió rodeado de pólvora y desde muy niño, su atracción fueron los fuegos artificiales, tanto que, cuando creció, se hizo amigo de los pirotécnicos del lugar a quienes rogaba le regalen algunos restos para experimentar y soñar con llegar al espacio.

A los 21 años, Paulet se fue a estudiar arquitectura a Francia y en 1897 fue integrado a la Sociedad Astronómica Francesa. Al año siguiente, fue admitido por el Instituto de Química Aplicada de La Sorbona y poco tiempo después, representó al Perú en la Exposición Universal de 1900. En 1901 se hizo miembro de la Sociedad Química de París, en ese período, Paulet diseñó la idea de un avión cohete.

Precisamente la familia Quintanilla Paulet, conservaba en el techo de su casa esa reliquia científica que, por su dimensión, no podía ocupar otro ambiente. Se trataba de las maquetas de un motor cohete y un autobólido elaborados por Gustavo Quintanilla Paulet (sobrino de Pedro Paulet) y que pudo exhibir por última vez en 1995, en la galería del Banco Continental.

Ambos diseños, se basaron en los planos que elaboró el arequipeño Pedro Paulet. El motor cohete corresponde al año 1893 y para el ingeniero Eber Huanca Cayo, director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad Católica San Pablo (UCSP) y especialista en tecnología espacial, se trata del descubrimiento de la rueda para los viajes espaciales.

Prototipo de nave espacial

Los planos del autobólido (que en realidad es el prototipo de una nave espacial) se crearon en 1902 y precisamente Huanca, fue el responsable de darle animación, junto a un equipo de investigadores de la UCSP.  El diseño de esta nave fue inspirado en la lectura del libro Veinte mil leguas de viaje submarino pues se asemeja al Nautilus.

“Luego de ocho meses de trabajo, concluimos la maqueta animada y a escala. Hemos incorporado un sistema mecatrónico a la maqueta original para conseguir el movimiento horizontal y vertical con la finalidad que se entienda mejor el diseño elaborado por Pedro Paulet”, indicó.

También se montó el interior de la cabina de los astronautas. Para ello utilizaron piezas impresas en 3D y con acabados a mano. Según el diseño de Pedro Paulet, esta podía despegar de la Tierra, viajar en el espacio e incluso trasladarse en las profundidades del mar como un submarino.

El trabajo realizado por el equipo de la UCSP, tuvo como base las maquetas donadas por la Fundación Gustavo Quintanilla Paulet. “La Universidad Católica San Pablo, asumió el reto de recuperarlas y mejorarlas con el fin de revalorar el aporte científico de Pedro Paulet para el mundo y qué mejor, que hacerlo desde su tierra”, remarcó Huanca.

Legado familiar

“Cuando le preguntábamos a mi papá sobré qué haríamos con las maquetas, siempre nos decía que servirían para la posteridad. Hoy tenemos claro ese objetivo y no dudamos en que el mejor lugar para conservarlas es la UCSP, para que pueda servir de estudio y los jóvenes contemplen el prototipo de todas las naves del mundo, pero sobre todo les permita soñar”, revela Fiorella Quintanilla, hija de Gustavo Quintanilla Paulet.

Salir de la versión móvil