Christiaan Lecarnaqué
La pandemia fue una oportunidad y un proceso de aprendizaje para la psicóloga Daniela Mattos. Durante ese periodo, muchas familias necesitaban acompañamiento psicológico para afrontar el encierro generado por la cuarentena dispuesta por el Gobierno. Por ello, decidió emprender con PositivaMente.
Primero, apoyó a los niños con problemas de rendimiento académico. Daniela ya contaba con experiencia en este rubro, dado que antes de la pandemia trabajó en un centro educativo como psicóloga educativa. “Yo me encargaba de dar las malas noticias a los estudiantes”, recuerda.
Así comenzó trabajando con los niños, pero terminó atendiendo a toda la familia. Si ya existían conflictos, la pandemia terminó por destaparlos.
“Ellos buscaban acompañamiento psicológico. Hacíamos una evaluación integral, para luego trabajar en el perdón, la reconciliación, la aceptación del otro, etc.”, comenta.
Los casos más frecuentes fueron divorcios, sentimientos de soledad y el duelo por la partida de seres queridos afectados por el virus del covid.
Los divorcios
Las rupturas matrimoniales parecían comunes durante la pandemia. Las parejas que, en muchos casos, tenían una rutina en la que apenas se veían, tuvieron que aprender a reencontrarse en esos días de cuarentena.
“Las parejas estaban acostumbradas a hacer su vida cada uno por su lado y al reencontrarse no sabían qué hacer juntos”, señala la especialista.
En estos casos, su objetivo era promover la armonía familiar, identificar puntos en común o fortalecer el amor. “A veces se resolvían los problemas, en otras ocasiones no”, sentencia.
La soledad
En otros casos, había pacientes que se sentían solos, pese a que estaban rodeados de gente.
“No tenían cerca su círculo social y no sabían cómo conectar con sus padres o hermanos, con quienes ya tenían algunas tensiones”, comenta.
EL DATO
Si desea más información, puede llamar al 959 749 432. También los encuentra en Facebook: https://www.facebook.com/positivamenteaqp
Lecciones de la pandemia
Para Daniela, esta fue una época de constante aprendizaje. Tuvo que estudiar más y especializarse en otros casos; pero también fue un momento en que la sociedad comenzó a valorar más el papel del psicólogo en la búsqueda del bienestar.
“Antes de la pandemia había gente que iba a terapia, pero ahora hay más e, incluso, tienen un psicólogo de cabecera”, apunta.
Las señales
Ella considera que hay señales claras para ir a un psicólogo. En el caso de los niños, los padres deben identificar cambios de comportamiento drásticos y/o alteraciones físicas como dolores de cabeza, sueño, alimentación, etc.
En los adultos, los síntomas son similares, aunque también pueden incluir sentimientos de estancamiento y frustración, abandono de proyectos, aislamiento social o, por el contrario, búsqueda excesiva de compañía.

Servicio integral
Positivamente nació en pandemia y continúa hasta la actualidad. Además, Daniela trabaja como psicóloga en las clínicas San Pablo y Auna.
El nombre PositivaMente no es casual, tiene su historia. Daniela se considera una mujer positiva, inspirada por la canción de Mercedes Sosa, Todo cambia. “Si mi actitud cambia, hay cambio a mi alrededor”, comenta. A “positiva” le agregó la palabra “mente” y las fusionó en un solo término, que traduce la esencia de su servicio y el impacto que busca en la comunidad.
De alguna manera, su sueño de universitaria ha ido tomando forma en estos años. Daniela aspiraba a fundar un centro de atención psicológica integral, que ofreciera a los pacientes un acompañamiento completo.
Este camino se va construyendo con el apoyo de otros profesionales, como un psiquiatra, un terapeuta ocupacional y una nutricionista, que ayudan a dar una solución más global a la persona.
“Emprender no es fácil, pero tampoco imposible”, afirma.
Ella integró la primera promoción de Psicología de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), aunque su primera opción de carrera profesional fue la música, terminó por enamorarse de la psicología conforme avanzaba en sus estudios.
“Cuando llegué a tercer año me convencí de que esta carrera era para mí. Profundizamos más en casos y temas que terminaron por convencerme”, mencionó.
Desde que salió de la universidad no ha dejado de entregarse a su vocación. De esta manera, ayuda al paciente que busca, por lo menos, la tranquilidad necesaria para vivir bien.
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