Las manos tras la reconstrucción del templo Orurillo

Un grupo de jóvenes, decidieron capacitarse en restauración y hoy trabajan en la recuperación de su parroquia

El padre Dante Rosado, alentó la creación de la escuela y además amplió el funcionamiento del comedor en este lugar

Gabriel Centeno Andía

Dante Rosado, pudo ser un gran administrador de negocios y liderar una importante empresa, sin embargo, no terminó la carrera y acabó siendo cabeza de algo más grande. Actualmente es el padre de la parroquia Santa Cruz de Orurillo, ubicada en la provincia de Melgar (Puno), donde llegó hace más de cuatro años, para contribuir con el crecimiento de la comunidad y despertar un curioso talento en muchos jóvenes.

En su condición de párroco, el primer problema que tuvo, fue el estado de la parroquia, cuya construcción data del año 1600 y presentaba un daño estructural grave. La cimentación del templo cedió por la humedad, lo que generó rajaduras en las paredes de adobe y barro. Además, las reliquias arquitectónicas que conservaba, estaban en riesgo y también presentaban un alarmante deterioro.

Luego de varios años gestionando la reconstrucción, decidió crear —junto a la comunidad— la escuela de conservación y restauración, Sagrado Corazón de Jesús de Orurillo. “Fue un proceso largo donde sensibilizamos y comprometimos a la comunidad y finalmente se dio. Decidimos usar cuatro esculturas de la parroquia para que un maestro de Ayaviri, enseñe a los jóvenes de la zona. Esa primera promoción estuvo integrada por once estudiantes de Orurillo”, recuerda.

Ese fue uno de los principales logros. Desde entonces, son más de 30 jóvenes que egresaron de la escuela y que, además, trabajan en la restauración de la parroquia que se realiza desde noviembre del año pasado, fecha en que las autoridades dieron luz verde al inicio de los trabajos.

A partir de la primera promoción de restauradores, se recuperaron más de 60 esculturas de las comunidades campesinas aledañas que fueron intervenidas por los egresados de la escuela.

“En Orurillo encontré colaboración y solidaridad, además, los jóvenes que estudiaron en la escuela, tienen mucho talento artístico. Tenía la esperanza de lograr la restauración y creo que alcanzamos ese objetivo con el esfuerzo y talento que descubrimos aquí. Nunca prometimos conseguirles trabajo, solo les dimos la oportunidad de aprender y ellos lo lograron con su capacidad, sobre todo en esta época tan compleja”, remarcó.

Comedor solidario

En Orurillo, también lograron potenciar el comedor de la zona que inicialmente atendía a 80 personas —aproximadamente— sin embargo, ahora alimenta a 300 adultos mayores que pagan hasta S/ 1.50 por menú.
“El comedor existía cuando llegué, pero reorientamos el público. Ahora atendemos a los adultos mayores y son los socios y comensales en general, los que subvencionan la alimentación de los abuelitos”, apunta.

Los días del padre Dante, inician a las 5 de la mañana. Las primeras horas del día las dedica a la oración, luego del desayuno realiza algunas visitas, pero casi siempre termina en el comedor, colaborando con la preparación para servir la comida a la hora —obviamente él almuerza ahí— y por la tarde, suele ir a comprar algunos productos para el comedor o para la obra y antes de anochecer suele ofrecer algunas misas.

“Creo que el esfuerzo de las personas, contribuyó a lograr muchos objetivos, particularmente quisiera que continúen muchos proyectos. No estoy seguro si lo logrado sea un caso de éxito, finalmente solo se trata de hacer las cosas bien, pero sí estoy convencido que sería un fracaso que todo lo avanzado desaparezca”, sostiene.

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