Los carnavales de Arequipa, los de antaño y los de ahora

El carnaval se celebra en casi todos los países de Occidente como un recuerdo de las Saturnales romanas y de las fiestas de la antigua Grecia

El Gran Corso de Carnaval que se realizaba en los años 50, culminaba en la Plaza de Armas de Arequipa, con el paso de diversos carros alegóricos y las reinas de los carnavales.

Algunas costumbres que se realizaban alrededor del día principal se han perdido, sin embargo en algunos distritos, nietos y bisnietos de antiguos arequipeños están revalorándolas.

Gardenia Capa

Los carnavales son un acontecimiento popular que históricamente, siempre se ha celebrado —al menos— durante tres días antes del miércoles de ceniza. En muchos lugares se extendió de 8 a 12 días de festejo. También existe la costumbre de despedir esta fiesta con el conocido entierro del Ño Carnavalón o también llamado Rey Momo, soberano de la alegría.

El Corso de la Flores, une a visitantes locales y extranjeros en una gran fiesta de espumas, polvos de colores y agua.

Los carnavales de antaño  

Hace más de 50 años, los carnavales en Arequipa se festejaban de manera distinta. La fecha central era el primer día, llamado ‘domingo de carnaval’ pero la emoción y festejos se vivían semanas previas a la fiesta. Familias enteras salían en caravanas con serpentinas, misturas y polvos de colores cantando por las calles.

Jugaban con agua, se bañaban y pintaban hasta que al final terminaban en una casa donde almorzaban y bailaban hasta muy tarde. En algunos distritos también se organizaban bailes de carnaval con disfraces y se lanzaban aguas perfumadas. Además, se realizaba el Gran Corso de Carnaval donde participaban diferentes clubes con sus respectivos carros alegóricos, junto a la reina de la fiesta elegida para la ocasión. Ni las principales autoridades de la ciudad se querían perder estas celebraciones.

Según algunos historiadores, los carnavales tuvieron su máximo apogeo entre los años 1920 y 1950. El carnaval arequipeño o loncco —como también se le conoce— empezaba el sábado previo al día central con la entrada del ‘Ño Carnavalón’ que venía desde Miraflores acompañado de decenas de personas que bailaban y cantaban algunas coplas conocidas y otras improvisadas. “Cantemos, bailemos ¡apujllay! sobre una granada ¡apujllay!, hasta que reviente ¡apujllay!, agua colorada ¡apujllay!”, repetían mujeres y hombres.

Las comadres y compadres

Otra de las costumbres que se realizaba antes del domingo de carnaval, era la del jueves de comadres, fiesta que se celebraba en Asturias, España y Arequipa. Esta celebración también se extendió a los varones y por eso una semana antes o el mismo día de las comadres se realizaba el jueves de compadres.

En la reunión de mujeres, las matronas y demás damas que participaban del agasajo, comían, bailaban, conversaban y la pasaban bien, pero también, este grupo de mujeres, enviaba a uno de los compadres —al que más aprecio le tenían—, un obsequio de valor que podía ser una colcha tejida, una canasta de frutas o una chombita de chicha.

El varón que acogía el regalo también recibía una especie de carta de una comadre, quedando con ello sellado un compromiso de ‘peso’ que ni otros contratos de escritura pública generaban. Luego el compadre y la comadre se reunían y se dirigían juntos a comer a una picantería en Yanahuara o Sachaca con los amigos y familiares. Ya por la noche, después que todos volvían a la ciudad con el estómago lleno, se realizaba el conocido ‘remate’ en la casa de la comadre, donde aún se celebraba con danzas y frases que se decían entre varones y mujeres hasta que el sol de la mañana alumbraba y todos se retiraban de la vivienda.

El entierro del Ño Carnavalón

En coincidencia con el miércoles de ceniza, en muchas ciudades del Perú y también en Arequipa, se despide al llamado Rey Momo, aunque en algunos lugares lo pueden realizar una o dos semanas después del domingo de carnaval.

En esta fiesta está presente un cortejo multitudinario en la que destacan las viudas, que son hombres y mujeres vestidos con túnicas de color negro, quienes lloran la partida del rey de la alegría y el entretenimiento.

En otros sitios antes de su entierro, aún se lee un testamento de este emblemático personaje que deja sarcásticos mensajes y singulares herencias a las autoridades y personas conocidas, lo que causa risa entre los presentes.

Después de leer este documento continúa una representación del entierro o quema del Ño Carnavalón, para luego terminar entre bailes de júbilo y serpentina. Así se despide el carnaval hasta el próximo año, sin embargo en muchos distritos de nuestra ciudad, a este acto le precede las yunzas o cortamontes.

Las yunzas se realizan sobre todo en lugares alejados a la ciudad, algunas familias aún preservan esta costumbre en distritos tradicionales.

El árbol con regalos

Aunque no se sabe con claridad cuál fue el origen de esta costumbre, algunos antropólogos señalan que existen algunas evidencias en ceramios Nazca donde se observa a un grupo de personas alrededor de un palo y se presume que era una yunza. Aunque esta tesis no es del todo confirmada, lo que sí existió en la época inca fue el apucllay que significa juego y duelo (competencia), y se celebraba después del solsticio de verano.

Esta peculiar celebración forma parte de los carnavales en costa, sierra y selva de nuestro país, y tiene la intención de demostrar abundancia, por eso se adorna un árbol con frutas, mantas, lavadores de plástico y otros objetos útiles para los pobladores.

En Arequipa algunos distritos y anexos más lejanos a la ciudad siguen realizándolo porque consolida los vínculos familiares.

Los mojigangos son personajes que le ponen diversión y alegría a los actuales carnavales de Arequipa.

Los mojigangos de Cayma

Uno de los carnavales que aún mantiene las costumbres de antiguos arequipeños es el que se celebra en Acequia Alta (Cayma). En febrero del 2016 el Congreso de la República reconoció el Carnaval Loncco de Acequia Alta como patrimonio vivo.

Esta fiesta colorida tiene grupos definidos conformados por los mojigangos, los cantores y los tocadores. También participan de la pandilla, los niños y payasos que van abriendo paso a la comparsa con espumas y polvos de colores. Los payasos se encargan de hacer bromas a todo aquel que encuentran en el camino.

Los mojigangos tienen personajes como la bruja, que va vestida de ropa negra, con máscara fea y sombrero negro; la dama, que es un personaje sensual y va con un vestido provocador, con máscara y tacos altos. El doctorcito, que lleva una bata blanca y los demás mojigangos con trajes de colores de acuerdo a su pueblo tradicional.

Esta tradicional fiesta de carnaval se ha transmitido de generación en generación, por eso actualmente es una de las celebraciones donde aún participan la mayoría de arequipeños. La misma Municipalidad Provincial de Arequipa realiza el Corso de la Flores donde jóvenes, niños y adultos disfrutan y se divierten con espumas, globos llenos de agua y polvos de colores.

EL DATO

En los carnavales de antaño —en Miraflores, por ejemplo— los jóvenes salían en pandillas vestidos de blanco y las jovencitas los esperaban con huevos llenos de agua que los teñían con airampo. Al finalizar el juego, el muchacho que tenía menos manchas en su vestimenta se hacía acreedor al título del más hábil del carnaval.

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