Los canteros de sillar: una tradición que transciende generaciones

Estos artesanos aprendieron el oficio de sus padres y abuelos, y hoy lo trasmiten a sus hijos. Ellos son parte del patrimonio vivo de Arequipa

La quebrada de Añashuayco es parte de la historia arequipeña, pues de allí se extrajo la piedra volcánica para la construcción de la ciudad

Pablo Rojas Huayapa

Han pasado más de 50 años desde que David Rodríguez Pacori, aprendió el oficio de cortar y tallar el sillar. Él representa tres generaciones familiares. Su padre y abuelo le enseñaron a trabajar la piedra volcánica en la quebrada de Añashuayco, que hoy es uno de los principales atractivos turísticos en la tierra del Misti.

David acompañaba a su padre desde los 8 años a las canteras para laborar junto a su abuelo en uno de los trabajos más duros que aún se practican en Arequipa.

Cuenta que, desde las seis de la mañana, los canteros —como suelen llamar a las personas que laboran en las canteras de sillar— inician la jornada de trabajo y culminan cuando la luz del día se acaba.

“Trabajamos desde muy temprano bajo el sol radiante o bajo las fuertes lluvias, eso nos hace más fuertes y más duros ante los problemas”, dijo David.

Labrar esta piedra se convirtió en una técnica qué transmite conocimiento y cultura de generación en generación. Con este blanco material se construyeron las iglesias, casonas y monumentos más representativos de Arequipa y por eso la llaman Ciudad Blanca.

Este conocimiento, que es parte de una cultura viva, se mantiene vigente en casi 100 artesanos de dos asociaciones que tienen como principal fuente de trabajo las canteras de sillar en el distrito de Cerro Colorado.

Extracción del sillar

La extracción de la piedra volcánica aún se realiza de manera rústica. Los canteros utilizan la cuña, chuta, barretas, combo y cincel para desprender los bloques de los farallones y luego cortarlos a medida. Esta es una técnica que data desde la fundación de Arequipa en el siglo XVI.

David contó que, para la extracción de un bloque, primero se realizan agujeros en la parte superior de los farallones de acuerdo a la dimensión que desean desprender. Luego se introducen las cuñas a golpe de combo y con la barreta separan la piedra.

Tras la caída, los alarifes trazan la dimensión que desean obtener y nuevamente utilizan las cuñas y barretas para darle forma bajo la técnica de desgaste, es decir, eliminan las imperfecciones y luego lo entregan para la construcción.

Para obtener 100 unidades trabajan en promedio dos semanas, desde la separación de la piedra hasta el cortado de los bloques.

IMPORTANTE

En 2014 el Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos, saberes y técnicas artesanales de extracción y labrado del sillar de Arequipa, por constituir un conjunto de tradiciones muy antiguas, transmitido de generación en generación.

Historia y cultura

El director de la Biblioteca Municipal de Arequipa, Mario Arce Espinoza, cuenta que los españoles realizaban edificaciones en los pueblos conquistados con material del propio lugar para evitar el costo de traerlos de otras latitudes y reducir con ello el tiempo en la construcción de las ciudades.

El sillar fue la piedra más utilizada durante la construcción de Arequipa. Gran parte de la ciudad aún mantiene sus imponentes edificaciones en el centro histórico, por eso obtuvo el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad otorgado por la Unesco en diciembre del año 2000.

Esculturas de sillar

Desde 2014, el lugar de extracción para la construcción se combina con el tallado de esculturas. Ese año se inauguró la Ruta del sillar, para promover el turismo en la quebrada de Añashuayco.

En uno de los farallones se talló la fachada de un templo arequipeño, además, se esculpieron varias figuras características de la ciudad, como animales, personajes y el escudo de Arequipa. Todas estas obras de arte están distribuidas a lo largo de 2 de los 18 kilómetros que comprenden la quebrada.

Con la inauguración de la ruta turística, los canteros se vieron en la necesidad de crear una mayor cantidad de esculturas para la atracción de los cientos de turistas que llegaban a diario.

En 2014 solo había 10 esculturas, hoy hay más de 60. Son de todo tamaño. Cada una de las piezas pueda pesar una tonelada y tiene un valor de seis mil soles, si se toma en cuenta solo el tiempo empleado en su tallado.

Entre las figuras de sillar destacan el oso, escorpión, caballo, toro, cóndor y la impresionante cabeza de un león, y entre los personajes una lechera, un loncco arequipeño y una sirena.

Un león de sillar

Una de las figuras más relevantes para visitar en las canteras de sillar, es la cabeza gigante de un león de casi una tonelada que mide siete metros. Esta es el atractivo más importante.

La imponente escultura fue construida durante cuatro meses por la familia Feria. Gerson, el último representante de esta generación de talladores, cuenta que la idea surgió porque a la ciudad de Arequipa se le conoce como el eón del sur.

“Nosotros queríamos representar algo grande como las canteras de sillar y surgió la idea de una cabeza gigante de un león rugiendo, como el carácter del arequipeño. Además, con esta escultura la gente puede interactuar, porque fácilmente entran en la boca del felino”, señaló.

Al día llegan más de dos mil personas para visitar las canteras y los fines de semana superan los cinco mil turistas. El costo de la entrada es de S/ 5.00.

EL DATO

En las canteras de Añashuayco laboran casi 100 canteros, cuyas edades fluctúan entre los 21 y 80 años. Ellos trabajan bajo extremas condiciones como el intenso calor, el reflejo de los rayos solares, la inhalación del polvo, las caídas y los esporádicos derrumbes.

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