La presencialidad en el aula universitaria enriquece el aprendizaje

Especialistas consultados por Encuentro, destacan la retroalimentación y la interrelación como factores que ayudan a reforzar el proceso de enseñanza.

La presencialidad hace más dinámico el proceso de aprendizaje.

Christiaan Lecarnaqué Linares

La pandemia cerró las aulas de las universidades para controlar la propagación del virus entre los jóvenes. Luego de tres años retornaron a clases y algunos por primera vez se conocieron. Las clases virtuales tienen ventajas: autonomía, manejo de tiempos, asistir a clases que no se dictarán en tu localidad, etc., pero la presencialidad aporta interacción, retroalimentación y un encuentro cara a cara para la exposición y el debate de ideas, y allí radica la esencia de toda universidad.

El magíster Giancarlo Vera Vásquez, docente del Departamento de Educación de la Universidad Católica San Pablo (UCSP), consideró que el retorno a la presencialidad favorece los encuentros entre los estudiantes que son importantes en una formación profesional y humana, como la que promueve esta casa superior de estudios.

“Es importante el diálogo, la discusión, tener espacios para contrastar ideas y eso es mucho mejor de forma presencial”, dijo.

También destacó que al regresar a las aulas hay espacio para la formación de hábitos que aún no están desarrollados en jóvenes que salen del colegio para ingresar a la vida universitaria.

“Los chicos todavía siguen forjando hábitos, el aula de clases es favorable para que se generen esos hábitos de estudio como la concentración, discusión, toma de notas, desarrollo de productos, prácticas de laboratorio, etc.”, comentó.

La retroalimentación

La magíster, Pierina Pacheco Leyton, también docente del Departamento de Educación de la San Pablo, agregó que la presencialidad permite al profesor conocer si el aprendizaje está logrando resultados, a través de pequeños gestos y posturas que el universitario emite cuando está en clases.

“Hay un primer elemento que es la retroalimentación de los estudiantes cuando el maestro los tiene al frente. La mirada, postura, son pequeñas señales que recibe el profesor y le permiten saber si el mensaje que les transmite es bien recibido o no”, señaló.

Además de este factor, también destacó que el retorno a las aulas mejora la capacidad de los alumnos de interrelacionarse para resolver un problema de una manera más participativa y comprometida, llevándolos a establecer comunicaciones efectivas para la comprensión de un tema.

“Estas habilidades son fundamentales y en la presencialidad eso se hace más dinámico, que cuando ocurre de manera virtual. Porque en lo virtual uno no sabe lo que hace el otro. Nada nos asegura que estén en un espacio que les dé una correcta concentración”, indicó.

EL DATO

La Sunedu permite tres modalidades de enseñanza: presencial, semipresencial y a distancia en estudios de pregrado.

Cómo aprovechar la virtualidad

No obstante, ambos docentes consideraron que las clases virtuales no deben ser descartadas, al contrario, las tecnologías implementadas para ello deberían fortalecer el proceso de enseñanza.

Por ejemplo, Pierina Pacheco, consideró útil una propuesta híbrida en la que se dicten algunos cursos a distancia pero que, al cabo de cierto tiempo, los estudiantes se reencuentren para el debate y presentación de ideas en el aula universitaria.

“La virtualidad ha permitido entender que es viable y útil cuando está apoyada por un trabajo bien dirigido y serio desarrollando la autonomía del estudiante, lo que le permite tener capacidad de manejar su propio tiempo […]. No obstante, es importante que haya un proceso de encuentro, porque el intercambio personal entre alumnos y docentes permite la retroalimentación de los aprendizajes, pone sobre la mesa las dudas y genera la discusión, y eso es muy beneficioso [en el proceso de enseñanza]”, mencionó.

Por su parte, Giancarlo Vera, también sostuvo que algunos cursos universitarios pueden llevarse de manera virtual, incluso mencionó que la apuesta por la presencialidad no debe significar el rechazo a la tecnología, al contrario, debe sumarse para enriquecer el aprendizaje en el aula.

“Algunos cursos pueden ser llevados virtualmente. Las clases virtuales te dan un beneficio: espacio-tiempo, porque puedes llevarlas a cualquier lado […]. Como universidad hay que discernir qué cursos pueden ser virtuales y pensar en un diseño de la pedagogía para ello”, opinó.

Interrelación

Ambos docentes de la San Pablo destacaron que el retorno presencial a clases permitió que muchos alumnos se conocieran por primera vez, y esta experiencia fue muy positiva y beneficiosa para ellos.

“Muchos no se conocían, no tenían espacios para compartir, no se dio un clima de amistad. La universidad es comunidad académica, donde un factor importante es la amistad y la cordialidad entre alumnos. Este reencuentro fue una experiencia enriquecedora”, declaró Vera.

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