“Hay que enseñarles a leer bien el Tratado del 29 a los chilenos”

Rolando Vilca Begazo

Días atrás el gobierno chileno reclamó airadamente por la creación del distrito La Yarada–Los Palos en la región Tacna. Incluso su canciller Heraldo Muñoz, llegó a decir “que no tenía valor jurídico”. ¿Cuál es el origen del problema? El especialista en Derecho Internacional, Samuel Lozada Tamayo, advierte que detrás de estos reclamos está la pretensión chilena sobre el triángulo terrestre, que jurídicamente está dentro de territorio peruano.

¿Por qué la creación del distrito La Yarada–Los Palos en Tacna genera tanto reclamo de parte de Chile?
Puede ser entendible, pero no justificable. Porque si está en discusión el triángulo terrestre, lógicamente una reafirmación de posición y título (en esa zona) tiene que afectar a la pretensión de Chile. Si antes se hablaba de una discusión sobre el derecho a una playa inhóspita o terreno eriazo, en la segunda parte de este impase ha surgido un problema mucho más grave, ahora Chile está discutiendo el límite fronterizo a pesar que sobre él no hay ninguna duda, está en el punto Concordia, comprendiendo los territorios del nuevo distrito.

Lo cierto es que hay dos puntos de demarcación territorial, el Hito 1 usado para la delimitación marítima y el punto Concordia para la delimitación terrestre, pero Chile solo toma en cuenta el Hito 1 en ambos casos.
Así es. Ellos sostienen que —lógicamente no tienen otro argumento—, si la frontera marítima está en un punto (Hito 1) debe coincidir con la frontera terrestre, pero esto está contradicho por el derecho internacional, que admite que puede haber un límite fronterizo marítimo distinto del límite terrestre. Esto es lo que se llama en la técnica jurídica internacional la figura de la ‘costa seca’. Un país puede tener un territorio sin mar, esto es lo que se llama ‘costa seca’ y esto es lo que tenemos a raíz de la existencia del punto Concordia y del problema que nos ha creado la nueva configuración de la frontera marítima.

Entonces, el problema se desprende del pronunciamiento de La Haya.
Claro, la Corte Internacional (de La Haya) para resolver sobre esta línea de 80 kilómetros por el paralelo tenía que apoyarse en algo y tomó en cuenta los acuerdos pesqueros de 1954 que tenían el enfilamiento de los faros por el Hito 1(como demarcación). En consecuencia si esto era el sostén físico del fallo tenía que respetarse que la frontera marítima era distinta que la terrestre. Ese es el razonamiento final.

Pero el Tratado de 1929 aclara que el límite terrestre se fija a partir del punto de Concordia.
Es más, lo establece con precisión y medida, dice que la frontera parte a 10 km al norte del puente sobre el río Lluta. Además, el acuerdo del tratado del 29 está traducido en actas de fijación física del límite en las que participaron peritos chilenos y peruanos.

¿Entonces esta pretensión chilena es contraria al reconocimiento histórico que ellos mismos hicieron?
Y más, la cartografía oficial chilena hasta el año 1990, por espacio de más de 60 años, consideró al punto Concordia, con todas sus letras. Solo después del 90 desaparecen el punto Concordia y comienzan a sostener el límite por el Hito 1. Pero insisto, durante 61 años han mantenido tranquilamente (el punto Concordia) en aplicación clara del tratado de 1929 y su protocolo.

Si hay un tema de controversia en la delimitación territorial ¿có-mo se puede zanjar de manera definitiva?
Es muy difícil. Nosotros no tenemos problema porque nuestro límite está claramente establecido y el Tratado (de 1929), cuando es de frontera según lo establece la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados de frontera, es eterno, inamovible e indiscutible. Nunca se podrá mover, aunque el origen de la frontera fuera por violencia, apropiación, acuerdo o desacuerdo, lo que sea. Es decir, si está fijado se terminó y para siempre.

¿En esa situación está el punto Concordia y la demarcación terrestre?
Así es, en esa situación está el punto Concordia a partir del cual se debe trazar la línea al Hito 1, Hito 2 e Hito 3.

Si esto es así, ¿cómo podemos arreglar este tema y hacer entrar en razón de manera definitiva a Chile?
Todas nuestras autoridades (diplomáticas) como Alan Wagner y José Antonio García, que condujeron nuestro equipo en La Haya, han sostenido de manera determinante que aquí no hay problema. Hay que enseñarles a leer bien el tratado del 29 a los chilenos, porque allí está todo perfectamente claro.

Ahora, ¿cómo se arregla esto?, es cosa del tiempo, no se arreglará mañana ni pasado mañana. Esto quedará en conversaciones, particularmente de carácter diplomático reservado y en algún momento el Perú afirmando su derecho dará algunas facilidades a Chile, por ejemplo, pero lo haría en uso de su soberanía. De manera que no puede Perú reconocer (esta pretensión) y Chile tampoco puede abandonar su posición originada a partir del exabrupto de (Sebastián) Piñera, que cuando conoce el fallo de La Haya dice: entonces como contrapartida el triángulo terrestre es nuestro. A partir de ahí Chile no puede admitir que su presidente se equivocó.

Entonces ¿es un tema más de orgullo que de razón?
Así es. Ahora algunas personas, por ahí, dicen por qué discutimos un terreno de 37 mil metros cuadrados, de tierras inhóspitas, donde nadie trabaja y que no tiene ninguna aplicación útil para nadie, y proponen que se comparta. No es eso. Esto es una cuestión de honor y soberanía nacional. Así sea un metro cuadrado de terreno, esto significa un continuismo en pérdida de territorio frente a Chile. Primero en 1879 se pierde la provincia de Tarapacá, después en 1929 se pierde Arica y ahora, se pretende perder un pedazo más. Eso no es admisible.

Así que mi pronóstico es que esto va a quedar así. Además hay algo que es sintomático, después de los primeros exabruptos del canciller chileno Heraldo Muñoz, al decir que no serán tímidos en defender su soberanía, ahora se bajó el tono. Y Perú ha sostenido a través del presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, que este problema se va arreglar dentro de conversaciones diplomáticas, siempre con la posición irreductible del Perú, pero que se arreglará dentro de tratativas de carácter diplomático.

En todo caso, la población peruana cómo puede afrontar este tema, más aún cuando Chile siempre reacciona de manera beligerante, ratificando su consigna de ‘por la razón o por la fuerza’, como parte de su tradición histórica.
Chile reacciona así, como para la ‘exportación’, de manera violenta. Pero finalmente, como ocurre en las últimas horas, el asunto no debe ir a mayores, porque no conviene a ninguna de las partes. Recordemos que la solución que ofrece el Tratado del 29 sobre cualquier diferencia es someterla al arbitraje del presidente de los Estados Unidos, y esa es una decisión que ninguna de las partes quiere adoptar.

Porque ambos temen perder
No solo eso, sino que se complica el problema. Recurrir a un arbitraje de esta naturaleza va a significar algo así como a un tribunal superior que va a requerir de informes, es decir vamos a llegar a otra tratativa de litigio, que nos va a complicar todas las relaciones y ninguna de las partes quiere eso. Por eso el único canal posible es el entendimiento y eso, no se producirá ahora ni mañana, pero si en algún tiempo.

¿En algún momento Chile y Perú asumirán una actitud de vecinos amistosos?
Mire usted, el tratamiento de ‘Cuerdas Separadas’ ha venido operando perfectamente con Chile. Nuestro Tratado de Libre Comercio con ellos, vigente por más de 10 años, sigue funcionando; nuestra participación conjunta en la Alianza del Pacifico, que es el proceso de integración jamás visto en América Latina, sigue avanzando a pasos agigantados; al igual que nuestra participación conjunta en el Acuerdo Transpacífico se está procesando en estos días. Entonces, creo que el aspecto político del asunto es el que va a mantener el conflicto, pero el aspecto económico y social fluye naturalmente y de forma creciente. ¿Usted cree que por este problema se irán los centros comerciales chilenos que tenemos en Arequipa? No. Tampoco lo harán nuestras participaciones en bancos chilenos.

¿La integración económica y social va más allá de las fronteras?
Así es. En la relación de las naciones hay temas de soberanía como los de frontera que pueden crear problemas, pero hay otros de economía e integración que marchan solos al margen de las decisiones de los gobiernos. El proceso de integración en el que se encuentra el mundo, lo que llamamos ‘globalización’ no lo detiene las fronteras ni las decisiones de los estados.

Aunque la competencia entre ambos en todos los ámbitos, económico, político y hasta deportivo, siempre incluyan una emotividad adicional que complica la relación.
Es cierto, pero ¡cómo quiere usted que en nuestra memoria deje de existir una pérdida de 400 kilómetros de costa a raíz de la Guerra del Pacífico!, una pérdida de Arica, que era hasta hace pocos años emocionalmente peruana. Todas estas pérdidas quedan en la memoria. El territorio es como el cuerpo de las personas, si le cortas una parte, puede sanar pero la inutilidad queda.

Al igual que la remembranza y el recuerdo.
Por eso. Qué le puedo decir, la rivalidad con Chile siempre va a existir, pero va estar morigerada por esa otra cuerda que es la economía, esa no tiene sentimientos, solo tiene visión de utilidad, efectividad y desarrollo; y por ahí no van las cosas. Toda esta bulla por el triángulo (terrestre) irá bajando y entrará por otros canales.

Salir de la versión móvil