Intenso sismo puso a prueba a Arequipa

Parte del cerro cedió y cayó sobre la carretera Panamericana Sur (Foto: Tercera División de Arequipa).

Redacción

Los temblores no avisan ni dan indicios de sus consecuencias. El temblor de 6.3 grados del 17 de julio, cuyo epicentro fue en Atico, dejó secuelas que hasta hoy afectan a la población de la región Arequipa. Si bien se reabrió el tránsito el último viernes, este es restringido mientras se concluyen las labores de limpieza.

El movimiento sísmico ocurrió aproximadamente a las nueve de la noche de un frío lunes. Las primeras noticias no reflejaban la magnitud del suceso. Por aquellas horas se hablaba de derrumbes y vehículos varados. Pero nada sobre una prolongada interrupción de la carretera Panamericana Sur. Solo cuando los rayos solares alejaron la oscuridad se observó que toneladas de rocas y tierra (300 000 metros cúbicos) se desmoronaron sobre la vía.

Las primeras imágenes describían la interrupción total de la vía que conecta Arequipa con Lima. Por un lado y por otro una larga fila de buses, camiones y autos particulares varados. No había pase, ni siquiera para avanzar por un carril. Parte del cerro había caído sobre la Panamericana, dejando incomunicada a la región.

Cuando la gobernadora regional de Arequipa, Yamila Osorio Delgado, confirmó que retirar ese material de la pista demoraría más de una semana, es que recién la población de Arequipa se percataba de las graves consecuencias del fuerte temblor y el posterior bloqueo de la carretera.

Los buses regresaron a sus puntos de origen y, al transcurrir las horas, los pasajeros varados se impacientaban por las inclemencias del tiempo y la falta de alimentos. En el terminal terrestre se dejaron de vender pasajes a Lima, aunque se dio la opción de viajar por Cusco, pero esto significaba pagar más de 200 soles por un viaje de casi 30 horas.

Ante esta situación, las autoridades vieron la necesidad de enviar ayuda y establecer puentes aéreos y marítimos para trasladar a las personas que habían quedado inmovilizadas en la zona.

Mientras tanto, los boletos de avión se agotaban en su tarifa económica y quedaban aquellos cuyo costo excedía los 200 dólares. Eddy Carpio, dirigente en el sector turismo, explica que en promedio cada aerolínea tiene hasta 35 tarifas diferentes en función a la clase (económica, full, flexible, etc.) y el horario.

Pero a raíz de este problema se agotaron las tarifas más baratas y quedaron las más costosas que en feriados como Fiestas Patrias pueden llegar, por ejemplo, hasta los 300 dólares a Lima (ida y vuelta).

Dada la situación de emergencia, ¿por qué no flexibilizaron sus tarifas? Carpio destacó que solo LCP y Peruvian Airlines ofrecieron más boletos económicos y trajeron sus aviones más grandes, el resto solo dejó que el mercado hiciera lo suyo. “En este caso el Gobierno debió presionar, o subsidiar los boletos”, afirmó Carpio.

En el aeropuerto de Arequipa se embarcaron y aterrizaron medio millón de pasajeros hasta mayo del 2017.

El flujo terrestre

La interrupción de la carretera fue la consecuencia directa. La vía Arequipa-Lima es una de las más activas. Según un boletín del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), por el peaje de Atico, provincia de Caravelí, circulan más de 50 000 vehículos.

Solo en mayo de este año pasaron 56 021 unidades. La cifra es importante aunque bastante lejana si la comparamos con la cantidad que circula por la variante de Uchumayo. Según este mismo informe, en mayo pasaron 198 000 unidades y en Patahuasi (vía Arequipa-Puno) más de 100 000.

El gerente de la Corporación Administradora de Terminales Terrestres de Arequipa (Corattsa), Marco Chauca, advirtió de pérdidas diarias de 200 000 soles, mientras que el secretario general del Sindicato de Camioneros de Arequipa, Fernando Fuentes, informó sobre más de 200 camiones detenidos en la carretera, pero que el deslizamiento afectaba a 7 000 de todo el país, que no tenían forma de ingresar. Incluso realizaron una protesta para presionar al Gobierno por el retraso de los trabajos de reapertura de la Panamericana Sur.

Turismo afectado

El turismo también se vio afectado. Julio no fue un buen mes para este sector. Si bien la mayoría de extranjeros viaja en avión, los nacionales llegan también por bus. Fiestas Patrias es un periodo importante para este rubro porque hay un feriado largo, los escolares hacen una pausa en los estudios y en varios países del extranjero también están de vacaciones. Así que la interrupción de la carretera llegó en mal momento.

Un informe publicado por Promperu del 2015 concluye que 72 % de los turistas peruanos viaja por bus; 11 % lo hace por avión; 9 %, en automóvil propio; y 8 %, en movilidad particular de un familiar o un amigo. Es decir que el 89 % de los turistas nacionales se movilizan por carretera.

De acuerdo a este informe, el 71 % de los turistas limeños viaja en bus y el 79 % de visitantes arequipeños también lo hace en este tipo de transporte. El 15 % viajó más en julio y el 12 %, en diciembre.

Eddy Carpio agrega que hay que considerar también la huelga de los maestros en Cusco, que bloqueó, por varios días, la vía a Machu Picchu, el principal destino turístico del país. Carpio revela que se cancelaron paquetes turísticos, que principalmente ofrecían un boleto en bus, porque el turista ya no quería pagar el sobrecosto de los vuelos aéreos.

Por esta razón, aseguró, muchos visitantes se desanimaron a llegar a nuestra región. No obstante, Carpio es optimista porque considera que los turistas chilenos podrían salvar la temporada. También viajan por estas fechas, representan un 20 % de la afluencia y generalmente vienen por Tacna.

Pérdidas

El área de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa (CCIA) estimó en 700 000 dólares las pérdidas por el temblor en Atico, en solo cuatro días. Algunos exportadores empezaron a cotizar sus embarques por Matarani, Ilo o Arica. Esta medida genera sobrecostos en el traslado y efectos negativos en el envío de mercancías al extranjero. En el caso del sector automotriz se trajeron vehículos a través de Cusco.

En los mercados, el precio del limón subió hasta 10 soles por kilo, algo inusual para esta época. Igualmente, las frutas que se traen del norte, como las naranjas, empezaron a escasear. El caos y la especulación en los mercados afectaron el bolsillo de la población.

Las soluciones

Recordemos que el Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha advertido de un gran sismo superior a los ocho grados que podría dejarnos, por ejemplo, sin conexión terrestre, otra vez y por varios meses. Pero, como es costumbre, solo cuando hay problemas es que se reacciona. Así empezaron a brotar varias propuestas para evitar una situación similar en los próximos años.

La gobernadora regional, Yamila Osorio, pidió al Ejecutivo —aprovechando la presencia del presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, en la zona del derrumbe— un nuevo tramo de la carretera Panamericana. Aunque no se precisó qué nueva ruta debería seguir esta vía, se insistió en la importancia de generar cambios para evitar un grave problema a largo plazo.

Desde la Cámara de Comercio se sugirió el cabotaje. El presidente del Comité de Servicios de la CCIA, Juan Manuel Gonzales, explicó que el planteamiento consistiría en que el Gobierno permita en forma alternativa el traslado de productos en buques.

El problema es que la norma permite este intercambio comercial solo en buques peruanos, pero, según Gonzales, solo hay 12 naves nacionales, de las cuales 11 están acondicionadas para trasladar combustible. Y quedaría una que no sería útil para estos fines.

Lo que se busca con esta propuesta es que la norma permita a los buques extranjeros desarrollar este negocio para trasladar volúmenes de empresas nacionales entre puertos peruanos.

Los costos son similares en relación con el transporte terrestre, y un buque puede trasladar hasta cinco mil toneladas. La medida favorecería más a los exportadores o a aquellos que trasladen volúmenes considerables de mercadería, pero también sería útil para los productores locales y para los más pequeños.

Además, según Gonzales, reduciría accidentes de tránsito, habría menores costos de mantenimiento de carreteras, disminuiría la contaminación, habría mayor actividad en otros puertos peruanos, etc.

Gonzales recordó que la medida se implementó en el norte a raíz de El Niño Costero, que aisló varias localidades de esas regiones. Allí, para evitar consecuencias nefastas en la producción agrícola se permitió este cabotaje. Pero Gonzales busca que sea una solución permanente y una alternativa al transporte terrestre.

La propuesta fue presentada al Ministerio de Transportes y Comunicaciones el 20 de enero. Pero no hay respuesta. Gonzales advierte que seguirán presionando hasta que escuchen su planteamiento. Las soluciones están en la mesa. Todo depende de las autoridades.

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