Arequipa retrocede en progreso social

La economía crece, pero no contribuye a mejorar las condiciones de vida de la población.

Rolando Vilca Begazo

En los últimos 17 años, la economía de Arequipa no dejó de crecer. Sin embargo, se desperdició la oportunidad de orientar los mayores ingresos a mejorar las condiciones de vida de la población. Una muestra de ello es que esta región ocupa el quinto lugar a nivel nacional en progreso social y, además, se encuentra dentro de la categoría de calidad de vida media baja.

Recordemos que en el 2016 el crecimiento del producto bruto interno (PBI) en la región Arequipa llegó a un récord de 26 % —como consecuencia de la ampliación de la minera Cerro Verde— y en el 2017 logró un 4.1 % (1.74 veces más que la tasa promedio del país). Pero estos buenos resultados, lamentablemente, no impactan en el bienestar de sus habitantes.

Días atrás, se presentó el Índice de Progreso Social (IPS) Regional del Perú 2017, elaborado por Centrum Católica con el apoyo del Social Progress Imperative (SPI). Este estudio mide el bienestar de las personas en una escala de 0 a 100 puntos, donde 100 es el puntaje máximo y 0 el mínimo.

Este reporte muestra que ninguna región del país llegó a los 85 puntos para que se considere con niveles muy altos de progreso social. Solo cuatro regiones están aprobadas: Moquegua, Lima metropolitana, Ica y Tacna, y, además, están consideradas en un nivel medio alto. Arequipa obtuvo 63.71 puntos y descendió una posición en el ranking nacional respecto al 2016.

Situación se complica

Lo más lamentable es que en el análisis de las dimensiones que mide el progreso social, Arequipa se encuentra en condiciones más que preocupantes. Por ejemplo, en cuanto a la atención de las necesidades básicas, Arequipa está en el noveno puesto a nivel nacional con 70.99 puntos; en el 2016, ocupaba el quinto lugar con 72.15 puntos.

Esta dimensión evalúa las condiciones de nutrición y cuidados médicos básicos, agua y saneamiento básico, vivienda y seguridad personal. En el primero de estos componentes (nutrición y cuidados médicos básicos), Arequipa bajó del quinto lugar en el 2016 —con 75.54 puntos— al décimo puesto en el 2017, con 65.05 puntos.

Similar panorama se observa en seguridad personal: Arequipa descendió del puesto 16 al 20 en el 2017, con solo 56.03 puntos. La percepción de inseguridad —tasa de víctimas de hechos delincuenciales—, además de tasas de homicidios y heridos por accidentes automovilísticos, repercutieron en este aspecto.

De mal en peor

En fundamentos del bienestar, Arequipa se ubica en el puesto 21 con 48.4 puntos, lo que la deja en el rango de regiones con bajo rendimiento en esta dimensión. En el 2016, ocupaba el puesto 13 con 52.44. Aquí se analiza el acceso a conocimientos básicos, acceso a información y telecomunicaciones, salud y bienestar, y calidad ambiental.

Aquí debemos resaltar que las regiones de Huancavelica y Amazonas ocupan los primeros lugares, aunque con puntajes que los colocan en un nivel medio bajo —62.60 y 58.24, respectivamente—.

En el área en la que Arequipa presenta una situación perjudicial, y debería servir como llamada de atención para las autoridades locales y regionales, es en el componente de salud y bienestar, que toma en cuenta la tasa de obesidad, el padecimiento de enfermedades crónicas y la mortalidad prematura (por cáncer y enfermedades del corazón).

Aquí nuestra región está en el puesto 25 de entre 26 regiones evaluadas, con solo 43.31 puntos que la colocan en el nivel muy bajo. Un detalle más: en el 2016, estaba en el puesto 18, con 60.13 puntos.

Oportunidades

En la dimensión en la que sí destaca Arequipa es en la tercera, que se centra en evaluar la existencia de oportunidades para que todas las personas puedan desarrollar su pleno potencial. En este análisis se toman en cuenta los derechos personales, la libertad de expresión, la tolerancia y la inclusión, y el acceso a la educación superior. Aquí la región del Misti ocupa el segundo lugar, después de Moquegua, con 71.73 puntos, y se encuentra en el nivel medio alto.

Lo que llama la atención es que el informe del IPS 2017 revela que “todas las regiones del país presentan carencias en el componente de acceso a la educación superior” y, en promedio, las mujeres que alcanzan los estudios superiores no sobrepasan el 50 %.

Faltó priorizar las inversiones

En opinión de Rodolfo Marquina Bernedo, jefe regional del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo del Sur (Desco), el retroceso de la región Arequipa en términos de progreso social es consecuencia de una falta de priorización de la inversión pública.

No obstante, también advirtió que en los dos últimos años no hubo una mayor disponibilidad de recursos debido a la caída significativa en las transferencias del canon minero. Esto, como consecuencia de que la minera Cerro Verde —que aporta más del 85 % del canon— recurrió a una serie de beneficios tributarios para reducir el pago del impuesto a la renta.

“Lamentablemente, la inversión en salud y educación no es la principal prioridad del Gobierno regional. Juan Manuel Guillén priorizó la infraestructura vial y Yamila Osorio persistió en lo mismo. Un ejemplo de ello es la intervención en la variante de Uchumayo. La parte social está abandonada”, recriminó Marquina Bernedo.

Además, aclaró que los resultados obtenidos por Arequipa en el Índice de Progreso Social (IPS) Regional 2017 “ocultan las desigualdades que existen en el interior de la región”. Recordemos que en la provincia de Arequipa se concentra no solo la mayor población (75 %), sino las principales inversiones.

“Como región estamos en el quinto lugar, pero a nivel de las provincias, ¿cómo estamos? La situación de Caylloma, La Unión, Castilla o Condesuyos sería más grave aun en varios de estos indicadores”, señaló.

Incluso, consideró que durante la gestión que está por culminar —de la gobernadora regional, Yamila Osorio—, las provincias del interior “no tuvieron una atención adecuada”. “Es por ello que varias provincias se sienten, de alguna manera, marginadas, y allí hubo el reclamo permanente de mayores inversiones”, agregó.


Importante

El Índice de Progreso Social (IPS) mide “la capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades humanas fundamentales, establecer los elementos básicos que permitan a los ciudadanos mejorar y mantener su calidad de vida, y crear las condiciones para que alcancen su pleno potencial”.


Brechas se mantienen

Al igual que en la edición del 2016, el IPS 2017 evidencia la existencia de desigualdades entre las regiones de las áreas rural y urbana, como reflejo de la falta de acceso a los servicios básicos.

El informe precisa que “los hogares del área rural cuentan con menos posibilidades de desarrollo, a pesar de que se han implementado políticas sociales cuyo objetivo ha sido acortar tal diferencia”.

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