Los sacrificios por las clases virtuales

Decenas de niños en Alto Cayma usan paneles solares para cumplir con sus labores escolares

Textos y fotos: Heiner Aparicio Ojeda

 

En la asociación de vivienda Los Jazmines, de la parte alta del distrito de Cayma, unos 150 niños usan paneles solares para cumplir con sus clases a distancia.

 

Estos menores no tienen electricidad en sus viviendas y por ello se apoyan con la energía de los paneles solares, que solo dura algunas horas.

 

Cuando se acaba la carga del panel solar tienen que encender velas para terminar sus tareas.

 

Tres hermanitos estudian a la luz de la vela porque la carga del panel se agotó.

 

Chian es el mayor y se ocupa de que sus hermanos pequeños terminen sus tareas antes que se acabe la luz del día.

 

Los niños ya se acostumbraron a la luz de la velas para estudiar o completar las tareas de lunes a viernes.

 

Estos son los sacrificios que se tienen que hacer en pleno siglo XXI y en una zona urbano – marginal, para intentar estudiar en medio de la pandemia.

 

En la asociación Los Jazmines se colocaron los postes para llevar la energía eléctrica, pero no tienen cableado.

 

Hasta los más pequeños sufren la falta de energía. Si utilizan su televisor la energía del panel solar se agota en menos de una hora.

 

Con la energía de los paneles solo pueden cargar los celulares y si se apagan tiene que ir a otras zonas como Bolognesi, y pagar un sol por recargarlos.

 

Algunos hogares utilizan focos de pocos watts para que estén encendidos en parte de la noche.

 

En esta zona, son unas 30 viviendas las que utilizan paneles solares que se cargan durante el día, pero solo acumulan energía para algunas horas de la noche.
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