La peregrinación a Chapi

Desde diferentes lugares del Perú, e incluso del extranjero, llegaron los peregrinos para celebrar la fiesta de la Virgen de Chapi

Textos y fotos: Heiner Aparicio Ojeda

La familia Chaiña Fernández viene desde Juliaca cada año a visitar a la Virgen de Chapi. Javier Chaiña la visita desde niño y le agradeció haber salvado a su suegra Victoria, que estuvo muy delicada de salud. “Cuando le pido con fe, siempre cumple”, dijo.
Una virgen que se irá hasta Lima. Miriam Casani llegó al santuario con su hijo, y en agradecimiento compró una imagen que los acompañará en Lima, donde viven.
“Hace 20 años vine con unos amigos. Desde entonces, mi devoción creció y no dejo de venir en cada fiesta. Esta imagen la traigo después de 10 años que la compré aquí, para renovar la bendición de la Mamita”, contó Bartolomé Ataucuri.
Siete Toldos es el paso de descanso obligado para los peregrinos que caminan desde Arequipa o parten de allí hasta el Santuario de Chapi.
La oscuridad de la noche obliga a los peregrinos a llevar linternas o algún tipo de luz para reconocer el camino. Las brigadas de la Cruz Roja están atentas ante cualquier accidente.
Al llegar a Tres Cruces, la gente sube a la cima con una piedra como penitencia y después de eso, encienden velas para pedir por sus seres queridos.
En un cerro contiguo a la zona de Tres Cruces un peregrino prendió faroles dibujando una cruz para guiar a los peregrinos en medio de la oscuridad.
Por el camino de Siete Toldos a Chapi, las familias levantan montículos de piedras (apachetas) y allí encienden velas para pedir sus milagros.
El difícil terreno que se tiene que caminar no impide a los peregrinos seguir adelante, aun con el peso que llevan para abrigarse en la noche.
“Bienvenidos hijos míos”, es la frase que acompaña a esta imagen que recibe a los peregrinos en el ingreso al Santuario de Chapi.
Muchos de los fieles llegan cansados y luego de rezarle a la Mamita de Chapi se recuestan para recargar energías.
Los peregrinos llegan hasta el velario del santuario con gran cantidad de velas para pedir sus deseos y acompañar con rezos hasta que se consuma el fuego.
Desde tempranas horas la gente acude a misa. Esperan la bendición de sus imágenes para retornar a sus lugares de origen.
Con fe en la virgen agradecen por los favores atendidos. Rezan y piden sus deseos en un año más de peregrinación.
Cada año, nadie deja de llevarse un recuerdo de su visita al santuario. Lo más común es tomarle una foto con el celular.
Después de cumplir con la Mamita de Chapi retornan a casa satisfechos y con el corazón agradecido.
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