Sólo cuatro de cada diez arequipeños, participa activamente en el sector financiero

CEO de Credicorp confirmó que en Arequipa hay un buen nivel de acceso a los servicios financieros, pero su uso es irregular e ineficiente.

Gianfranco Ferrari presentó la situación de la inclusión financiera en Arequipa y el Perú.

César Ventura Pizarro

Un estudio del Grupo Credicorp reveló que sólo el 41.6 % de arequipeños participa activamente en el sector financiero. Aún así, Arequipa es la segunda región con mayor inclusión financiera en el país después de Lima, donde el 45 % de su población es activa y está por encima del promedio nacional (39.8 %).

Gianfranco Ferrari, CEO de Credicorp, presentó estos datos en un Foro sobre Desarrollo Económico en Arequipa. El ejecutivo aclaró que abrir una cuenta bancaria no es inclusión. “Hay muchos que abren cuentas de ahorro para hacer una sola transacción. Eso es bancarización, no inclusión financiera”, precisó. Por lo que, asumir que una persona accede activamente a los servicios financieros con sólo abrir una cuenta bancaria es equivocado.

Arequipa y el sur

La segunda posición que ocupa Arequipa a nivel nacional, no se traduce en un uso regular o eficiente de los servicios financieros. Prueba de esto es que un arequipeño promedio acude a servicios financieros sólo cinco veces al mes, mientras que un limeño lo hace seis veces. Esto se traduce en que el nivel de uso de estos servicios en la región sea de 24.3 % y la calidad en el uso de 57.7 %. Peor es la situación en otras regiones del sur. Por ejemplo Cusco, donde el porcentaje de inclusión financiera es de 34 %.

Más llamativo es el caso de Puno, con 30.3 %, donde además la frecuencia del uso promedio de servicios financieros, por habitante, es de 1.5 veces al mes. Es decir, un puneño promedio acude tres veces a los servicios financieros cada dos meses y sólo conoce 4.6 tipos de servicios financieros, mientras que un arequipeño conoce 7.34.

Ferrari afirmó que existe una relación negativa entre inclusión financiera y las regiones de la sierra del país, puesto que son estas localidades las que menor acceso tienen a los servicios financieros formales. Por otro lado, también confirmó que las personas que no cuentan con emprendimientos o negocios, son las que menos incluidas están en el sistema financiero.

Perú y el mundo

La posición de Perú, respecto a otros países de la región, tampoco es buena. Perú es penúltimo en inclusión financiera a nivel de Latinoamérica, sólo está por encima de Bolivia. Y es que, el promedio latinoamericano es de 44.2 %, mientras el peruano es de 39.4 %.

Para Ferrari son dos los factores que motivan una mayor inclusión financiera y que, por los registros actuales, uno de ellos no se desarrolló muy bien en el país. El primero es educación financiera, que poco o nada se practica y el segundo es fricción, es decir, servicios financieros que se acomoden mejor al poblador y que faciliten su uso. En esta última condición las billeteras móviles como Yape, Plin y otras, jugaron un rol importante en el país. “El BCP en 135 años logró captar a 12 millones de clientes, mientras que Yape, en seis años, captó a 14 millones”, explicó el empresario.

EL DATO

El 65.3 % de peruanos con estudios de postgrado participa activamente del sistema financiero, mientras que sólo el 22 % de la población sin estudios en el país lo hace. Este hecho confirma la relación entre educación y acceso al sistema financiero.

Tarea por hacer

Para mejorar el acceso al sistema financiero, Ferrari exhortó a las autoridades a definir una estrategia de inclusión financiera enfocada en la educación y que se aplique en cada región de forma particular, de acuerdo a las características propias de cada zona. Por otro lado, es necesario seguir impulsando el uso de herramientas digitales en este sector.

De esta forma, además de mejorar el acceso a estos servicios, se incentivará otros indicadores, como la formalidad y el ahorro. “La inclusión promueve la formalidad, ayuda a superar la pobreza e incentiva el ahorro”, agregó Ferrari. Prueba de ello es que las regiones donde se registra un menor acceso al sistema financiero, también son las que poseen los mayores niveles de informalidad, como el caso de Puno.

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