Christiaan Lecarnaqué Linares
En este momento, como se diría coloquialmente, la inversión privada “la tiene difícil” en el Perú. “Hay un ambiente hostil contra los capitales privados”, dijo Luis Salazar Steiger, expresidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).
Razón no le falta, más aún cuando el presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde, pronosticó en junio, que “la inversión privada caería en 2.5 % al finalizar el año”.
Pero, ¿por qué se genera esta coyuntura? Durante su presentación en el II Congreso de Peruanidad organizado por la Universidad Católica San Pablo (UCSP), Luis Salazar expuso los factores desalentadores del capital privado.
Señaló, por ejemplo, que los costos tributarios son altos, llegan al 37 %, según sus cálculos. Y un efecto inmediato es que los inversionistas voltean su mirada a países que ofrecen menos impuestos como Colombia y Ecuador.
También evidenció la vigencia de una rigidez laboral dentro del marco legal, lo que evita la generación de más empleo formal. En el Perú, la empresa privada tiene 3.6 millones de trabajadores en planillas, pero hay 12.5 millones de empleados en la informalidad sin los beneficios dispuestos por ley. “Un trabajador formal gana hasta tres veces más que uno informal”, destacó Salazar.
A ello, le agregó que hay un déficit en infraestructura y excesivas regulaciones. Todos estos temas configuran un ambiente hostil para la inversión privada, concluyó.
En este contexto, sostuvo que todo Gobierno nacional debe invertir en infraestructura para promover el desarrollo, principalmente al interior del país, además de mejorar la gestión de los recursos recibidos para potenciar los sectores de educación, salud, justicia, seguridad, entre otros.
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Crecimiento con desarrollo social
Germán Chávez, economista y exrector de la San Pablo, citó cifras interesantes. Indicó, por ejemplo, que la inversión en el Perú representa entre el 20 a 25 % del producto bruto interno (PBI).
También llamó la atención sobre la alta brecha en infraestructura que tiene el país, difícil de reducir a corto plazo. En ese sentido, precisó que para cerrar este déficit se requiere invertir 159 mil millones de dólares, un desafío casi imposible si tenemos en cuenta que el PBI del Perú alcanza, en promedio, 230 mil millones de dólares. Estas obras se traducen en hospitales, carreteras, aeropuertos, y otros proyectos necesarios para mejorar las condiciones de vida.
Destacó que el crecimiento económico es bueno para desarrollar el país, pero consideró importante que no puede ir separado de la atención de variables sociales, como la desnutrición crónica, anemia, acceso a la educación, etc. Por eso es necesario tomar en cuenta estos detalles para construir un desarrollo integral y solidario.
Los actores y sus roles
Por su parte, Patricio Quintanilla, rector de la Universidad La Salle, coincidió con los planteamientos de la exposición de Salazar y concluyó que la inversión privada está cayendo. “La política nos ha destruido, el gobierno anterior [de Pedro Castillo] nos ha destruido”, afirmó.
A su juicio, hay cuatro actores que juegan un papel importante en el desarrollo del país. La función del Estado es aprobar regulaciones flexibles e infraestructura idónea para los empresarios. “El Estado no puede jugar a ser empresario”, dijo.
Mientras que el privado debe ser competitivo para aumentar su productividad y crear más trabajo formal. En tanto que la academia, es decir, las universidades, tienen la obligación de generar conocimiento y difundirlo. Finalmente, es importante conversar con las ONG, gremios, sindicatos, asociaciones e integrantes de la sociedad civil, para conducirlos hacia esta visión desarrollo.
EL DATO
Luis Salazar, Germán Chávez y Patricio Quintanilla, participaron en el bloque “¿De qué modo la economía puede favorecer la integración del país?”, como parte del II Congreso de la Peruanidad, organizado por la Universidad Católica San Pablo.