Secocha, localidad afectada por huaicos, alberga una importante cantidad de trabajadores mineros que están en proceso de formalización.
César Ventura Pizarro
De acuerdo con el Registro Integral de Formalización Minera, en Arequipa existen 16 mil 814 pequeños mineros que iniciaron su proceso de formalización. De estos, el 85.3 % abandonó este trámite, pues su registro figura como suspendido y solo el 14.7 % continúa vigente en este propósito.
Aún con estos datos, Arequipa, de acuerdo con César Montes de Oca, especialista en derecho minero y profesor de la Universidad Católica San Pablo, es la región que más resultados obtuvo en este proceso, durante la última década. “En Arequipa se ha logrado formalizar el 25 %. Somos la región que más mineros formalizó”.
Diferentes son los resultados que se tuvieron a nivel nacional. El abogado precisó que, de los primeros 80 mil mineros que iniciaron este proceso, 10 mil continuaron su registro y peor aún solo mil pudieron formalizarse. “A nivel Perú fue un fracaso. El objetivo era formalizar a todos los que iniciaron”, acotó Montes de Oca.
Historia sin fin
Esta iniciativa nació en 2002, con la ley de formalización y promoción de la pequeña minería y minería artesanal. El proceso, que debió obtener resultados diez años después, es decir en 2012, no había logrado su propósito. Por lo que, a partir de ese año se empezaron a hacer prórrogas para que más mineros cumplan con formalizarse.
La última fue en 2021, que extiende el plazo para la formalización hasta el último día de 2024. Después de esta fecha, los mineros que no logren formalizarse pasarán a la ilegalidad y podrán ser intervenidos por las autoridades. Lo mismo se estableció en 2014, 2016, 2019 y 2021. Cayendo en un sinfín de ampliaciones sin resultados reales.
La ventaja
El beneficio de ingresar a este proceso de formalización es que, durante su curso, los inscritos pueden continuar explotando minerales. De tal manera, que aún en la informalidad, la ley permite que continúen operando, pues se entiende que están en ese camino.
El problema, según comenta Montes de Oca, es que esta ventaja ha sido mal aprovechada por muchos mineros. En el sentido de que algunos de ellos no buscan una sincera formalización, por los costos que involucra, más bien pretenden seguir bajo esa modalidad que les permite operar sin incurrir en costos laborales, tributarios, medioambientales, de seguridad, entre otros. Pues, desde hace 20 años se encuentran en una situación legal que les permite continuar, sin asumir esas responsabilidades.
Secocha
En esa situación se encuentran algunos de los pobladores afectados por el huaico ocurrido en Secocha, que se dedican a la actividad extractiva. Ya que esta localidad alberga diferentes labores mineras, algunas de ellas en proceso activo de formalización y otras más en estado suspendido.
Este es un claro ejemplo de que el proceso de formalización no ha rendido ningún fruto. Por el contrario, su ineficacia ha impedido que haya un control responsable en las actividades de los mineros artesanales que habitan esta zona.
Mariano Nicolás Valcárcel, el distrito que alberga a Secocha, tiene 3115 mineros que se inscribieron en este proceso. No obstante, 2594 han abandonado este trámite y solo 521 continúan.
El camino
Para el especialista, se logrará un verdadero éxito cuando la política de esta iniciativa esté orientada a generar incentivos vinculados a los costos de la formalidad. Pues, llegado el momento, los mineros se encontrarán con costos que antes no asumían, como los tributos, cumplimiento de normas ambientales, formalización de trabajadores, documentación diversa al día y más. Todo ello tendrá un impacto en la rentabilidad de sus unidades.
De otra manera, será difícil convencer a un minero de pasar a la formalidad.
EL DATO
El trabajo en las canteras de sillar también se considera como una actividad minera. Sus responsables fueron los primeros en pasar a la formalidad y apoyar en los logros de Arequipa durante este proceso, respecto a otras regiones.