“Santiago el Pajarero” o cómo soñar el futuro a pesar del fracaso

La puesta en escena será en el Centro de las Artes, ubicado en la calle Palacio Viejo 414.

Geraldine Canasas Gutiérrez

“Precursor de la aeronáutica en el Perú”, este ha sido el reconocimiento póstumo a Santiago de Cárdenas, un peruano que luego de estudiar el vuelo de las aves durante catorce años se arriesgó a presentar sus conclusiones al virrey Manuel Amat y Juliet el 5 de noviembre de 1761. En esa ocasión, le propuso algo fantástico para la época: la elaboración de una máquina para el vuelo humano.

Puesta en escena

Mauricio Rodríguez Camargo dirige la versión libre de este personaje en “Vida y pasión de Santiago el Pajarero”, teatro íntimo que será presentado en el Centro de las Artes, los viernes y sábados del 6 de abril al 19 de mayo.

Esta obra es una dramatización que Julio Ramón Ribeyro hizo a propósito de un texto escrito por Ricardo Palma en 1878. Este narra la vida de Santiago, un joven autodidacta que gustaba de ir a los cerros San Jerónimo, San Cristóbal y Amancaes para observar pacientemente el vuelo de las aves y la dinámica que existía detrás de este acto natural e inherente a estos seres alados.

Mauricio Rodríguez Camargo nos explica que en esta versión libre se centraron en el Santiago innovador y soñador que es aplacado por su tiempo y que, finalmente, la sociedad no comprende. Él inventa un aparato, convencido de que puede ser de gran ayuda para todos y por eso recurre a su primera autoridad, el virrey; pero este anda interesado en otros asuntos y deriva el pedido de Santiago a los maestros de la universidad San Marcos, que luego de escuchar sus postulados lo tildan de loco.

“Llama la atención el tratamiento que Ribeyro le da a esta pieza. Los diálogos profundos en los que el protagonista se ve constantemente entre la espada y la pared, intentando defender sus ideales. Por momentos, da la impresión de que es Ribeyro y no De Cárdenas quien explica por qué a pesar de todo el talento que desplegaba al escribir tuvo que irse del país al no obtener el reconocimiento deseado”, comentó Rodríguez.

La vigencia del drama

Desde De Cárdenas hasta Palma, pasando por Ribeyro y de este al día de hoy, la situación no ha cambiado sustancialmente. Si bien el virreinato ya no existe, lo que subsiste es la desazón que muchas personas experimentan al ver sus voces y sus sueños ignorados por quienes, en efecto, deberían tomarles en cuenta para generar pequeños o grandes cambios en la sociedad.

“Santiago de Cárdenas es cualquier persona con una buena idea que no puede llevar a cabo por falta de presupuesto y de diligencia política. Puede ser un congresista presentando un buen proyecto de ley, pero opacado por intereses mezquinos de quienes antes ya han negociado un acuerdo ‘por lo bajo’.

«Puede ser un buen presidente que se ve secuestrado por la bancada opositora, o puede ser también un buen funcionario del Poder Judicial que tiene una genial idea para agilizar los procesos, pero es devorado por la burocracia. En fin, creo que estamos rodeados de Santiagos, por eso urge prestar atención a esas pequeñas luces salpicadas de futuro”, sostiene Rodríguez.

Una respuesta al mañana

Sobre la posibilidad de contextualizar una historia de hace más de 200 años, Mauricio Rodríguez comentó que en esta temporada tenían la idea de soñar el futuro. Querían darle una respuesta al mañana desde el teatro, y esta obra lo permite.

“De Cárdenas es una persona que sueña el futuro; que se imagina algo mejor para los demás; que aspira al bien común por medio del desarrollo, aun con un aparato político deficiente al que se enfrenta durante toda su vida, porque lamentablemente cuando por fin es escuchado por el rey en España, este fallece”, añade Rodríguez.

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