Consejos para que tus hijos no se marchiten

Lo que en la juventud no florezca, difícilmente dará frutos después. Esto supone una tremenda responsabilidad para los padres de familia. Preservar a nuestros hijos para que en esta etapa de su vida no se marchiten.

La siembra

En la época de siembra, mañana siempre es tarde. El tiempo de siembra no se detiene. En la vida seremos lo que hayamos sembrado hoy. Sabemos los papás que es la etapa en que nuestros hijos deben formarse para ser personas virtuosas. Si pierden el tiempo, atrofian su desarrollo.

La serenidad y la templanza que tanto admiramos en los ancianos que han sabido cultivarse, no es un temple innato, es producto de un cultivo insistente y esforzado. Deben aprender a madurar, deben aprender a tomar decisiones. Su corazón debe aprender a percibir lo bello, a descubrir qué es la verdadera alegría, qué provoca ilusión, qué es lo que brinda auténtica satisfacción. La falta de entusiasmo es lo que envejece el alma.

Plagas

Pero, así como la juventud es una etapa de la vida, en esta hermosa etapa pueden surgir verdaderas ‘plagas’ que atrofian el desarrollo y ponen en riesgo la maduración de los jóvenes. Por eso vemos jóvenes anquilosados, sin movimiento, sin dinamismo propio de su energía vital. Vemos jóvenes atrofiados detenidos en su desarrollo. Hay tres plagas que causan estos estragos:

La del consumismo, donde es más importante tener que llegar a ser. La influencia de este ‘pequeño’ cambio, alteró todos los valores. Si tu hijo comienza a valorarse por la ropa que viste, si tiene un afán desmedido por aparentar cosas que no tiene o que no necesita, si hipoteca su valor como persona al tiempo que pasa de compras, estamos ante un problema.

La otra es la plaga del relativismo. Nada es verdad o mentira, nada es bueno o malo, todo depende del cristal con que se mire. Esta plaga es la causante del desorden moral y es causante de hijos que nos pueden decir que en realidad drogarse no está tan mal si lo haces por diversión o sin hacerle daño a nadie.

Una tercera plaga es la del facilismo. En un mundo de inmediatez, muchos de nuestros hijos quieren lograrlo todo al menor esfuerzo y al más bajo costo. Debemos explicarles que hay cosas que podemos conseguir de forma sencilla y probablemente otras “nos caerán del cielo”. Pero la mayoría de cosas que valen la pena en la vida son aquellas que demandan mucho esfuerzo.

Frutos

Si llegamos a erradicar las plagas mencionadas, podemos esperar que nuestros hijos, sean respetuosos, disciplinados, entusiastas, estudiosos. Un asunto final. Hay una plaga que muchos padres no detectan porque también han sido víctimas de ella. Se trata de la indiferencia religiosa, esa loca idea de pensar que ser bueno no depende creer en nada. Es una consecuencia del relativismo, pero también del abandono por el don más hermoso de todos: la fe.

Muchas veces nuestros hijos nos plantean dudas de fe o preguntas relacionadas a temas morales y nosotros respondemos con indiferencia. O los mandamos a hablar con la abuela o les decimos que eso no interesa para ser feliz. El resultado es una confusión total en ellos cuando pudimos absolver sus preguntas amparados en la fe que a su vez nos dieron nuestros padres.

No dejemos que Dios esté ausente en nuestra vida. De esa forma estará presente en la vida de nuestros hijos.

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