Sin política pública no habrá formalización

El nivel de informalidad laboral predomina en el sector de la Micro y Pequeña Empresa (MYPE).

Rolando Vilca Begazo

De acuerdo a los registros de la Cámara PYME de Arequipa, el 87 % de las micro y pequeñas empresas afiliadas a este gremio son informales, es decir no cumplen con pagar sus obligaciones tributarias. Sin embargo, si nos referimos a las condiciones laborales, más del 90 % de los trabajadores de este sector no cuenta con un empleo adecuado.

Estos servidores, si bien en promedio perciben un sueldo de 900 soles mensuales, lo hacen sin estar registrados en planillas; y cuando lo están, no gozan de todos los beneficios de acuerdo a ley (jornada de ocho horas, vacaciones, gratificaciones, CTS, seguro social, entre otros).

Además, no olvidemos que en la gran mayoría de estas unidades productivas y de servicios se trabaja a destajo. Por lo tanto, si un empleado quiere ganar más, debe producir más, sin importar si tiene que trabajar más allá de las ocho horas diarias, así de simple. Y por último, a muy pocos les entusiasma que les descuenten parte de su salario para su fondo de pensiones (AFP u ONP) a cambio de estar en planillas.

En cuanto al nivel de formación, según el Observatorio Socioeconómico Laboral (OSEL) de la Gerencia Regional de Trabajo, el 44 % de los trabajadores de la micro y pequeña empresa cuenta con estudios secundarios —hace cinco años era el 38.5 %—, mientras que un 24 % tiene únicamente primaria y solo un 21 % tiene estudios técnicos.

‘Cholo barato’

Otro problema que agudiza la crisis de este sector es la explotación que sufre en manos de la gran empresa, cuando requiere contratar sus servicios. Este abuso se observa principalmente en el sector textil.

“Nosotros somos el ‘cholo barato’ de la gran empresa, que nos utiliza para exportar a otros países”, denunció la secretaria técnica de la Cámara PYME, Lucía Choquehuanca.
Incluso se llega a utilizar la creatividad de los pequeños artesanos para incorporar nuevos modelos de prendas de vestir que luego son colocadas en mercados internacionales con la etiqueta de la empresa que los contrató.

Incentivos concretos

En opinión de Choquehuanca, esta cruda realidad es consecuencia de la falta de incentivos concretos que impulsen la formalización de la micro y pequeña empresa, así también es producto de aspectos coyunturales como la desaceleración económica del país y la falta de mercado.

“Esta situación se complicó más desde mediados del 2015 y en algunos rubros, como calzado, el nivel de informalidad bordea incluso el 99 %. Allí hubo una involución por la falta de apoyo a este sector”, apuntó.

Política pública

Para Lucía Choquehuanca, la única forma de revertir el estado en que se encuentra la micro y pequeña empresa a nivel nacional es a través de una política pública del Gobierno que promueva a este sector.

“Nos parece muy bien la reducción en 1 % del impuesto general a las ventas (IGV), que ya la habíamos propuesto años atrás a nivel de gremios empresariales, pero falta mucho más. Vamos a esperar un año al gobierno de Pedro Pablo Kuczynski para que atienda nuestra agenda, de lo contrario nos movilizaremos en las calles”, agregó.

A nivel tributario, confió en que no haya mayor problema —de parte del Gobierno— para que se mantenga una tasa baja del impuesto a la renta, así como otros beneficios que estimulen el pago de las obligaciones tributarias.

En cuanto a la capacitación técnica, Choquehuanca demandó “una asistencia de alta especialización”, de tal forma que no solo se orienten a “cómo crear negocios”, cuando lo que se necesita es “un acompañamiento para mejorar nuestros niveles de calidad y, así, lleguemos a exportar”.

Otro aspecto a tomar en cuenta es la revisión del Régimen Laboral Especial de la Micro y Pequeña Empresa, aprobado en el segundo gobierno de Alan García; este, en opinión de Choquehuanca, “es vergonzoso porque el Estado no cumple su parte” para la implementación de esta norma.

Las cifras

La Cámara PYME reúne a cerca de 39 000 afiliados, de ellos más del 95 % corresponde a las microempresas (negocios con menos de 10 trabajadores) y pequeñas empresas (de 11 a 100 trabajadores).

A nivel de sectores, el comercio es el de mayor importancia por la gran cantidad de negocios que involucra, no obstante también es donde se concentra la mayor informalidad en el aspecto tributario y laboral.

“Hace poco, por ejemplo, la plataforma comercial Andrés Avelino Cáceres celebró sus bodas de plata, pero también cumplió 25 años de informalidad porque allí se concentran los negocios que solo pagan 20 soles por régimen único simplificado (RUS) a la SUNAT y tienen hasta 100 000 soles de stock en mercadería”, cuestionó Choquehuanca.

Esta crítica, a decir de la representante del sector PYME, lo que pretende es sensibilizar a todos sus asociados para que cumplan con pagar al Estado los tributos que les corresponden.


Las cifras no cuadran

El nivel de informalidad en que se mueve la Micro y Pequeña Empresa (MYPE) en el país es tan determinante que incluso las cifras que manejan las diferentes dependencias públicas sobre este sector no son exactas y corresponden solo a proyecciones hechas en función de algunas encuestas.

Así, por ejemplo, el Observatorio Socioeconómico Laboral (OSEL) de la Gerencia Regional de Trabajo, en base a la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) continua 2010-2015, estableció que para el 2015 existían en Arequipa unas 351 000 unidades productivas y de servicios de este sector.

Por rama de actividad, el 33 % se concentra en los servicios, sigue el área extractiva (agrícola, ganadera y minera) con 26 %. El comercio agrupa al 18 % de MYPE, la industria concentra al 12 % y la construcción, al 10 %.

El dato que más llama la atención en base a estas proyecciones es aquel acerca de la remuneración. El sueldo promedio en las MYPE de Arequipa sería de S/ 1 357 y hace cuatro años era de S/ 1 061. La actividad con mayores ingresos es la construcción con S/ 1 610, seguida de la industria con S/ 1 524, los servicios con S/ 1 374, el comercio con S/ 1 240 y la actividad extractiva con S/ 1 220.

No obstante, el responsable del OSEL, Freddy Machaca, se mostró contrariado por estas cifras al sostener que dentro de las MYPE, debido a la crisis económica en que se encuentran, los sueldos promedio deberían bordear la remuneración mínima vital (S/ 850).

En cuanto a las condiciones laborales, el OSEL estimó que el 56.8 % de trabajadores de las MYPE no cuenta con contrato, a diferencia de un 18.1 % que sí estaría registrado en planillas. Sin embargo, hay otro 25.1 % de servidores que no especifica su vínculo laboral.

El rubro de metal mecánica es el que más creció en los últimos años en la región Arequipa.
Salir de la versión móvil