‘Zegarrismo’, ‘guillenismo’, ‘yamilismo’: necesitamos cerrar ciclos

Renato Sumaria Del Campo
Periodista

Ocho años de gestión municipal de Arequipa Renace y doce de Arequipa Tradición y Futuro en el Gobierno regional nos obligan a un time out respecto de dos formas de hacer las cosas que nos han llevado al mismo destino: mediocridad en el manejo de la ciudad y la región. Es urgente cerrar estos ciclos de gobierno.

¿Qué hacer para lograr lo anterior? La respuesta es difícil porque hay un mar de distancia entre las autoridades que necesitamos y las alternativas que tenemos. Me explico mejor.

Es tanto el desastre que el ‘zegarrismo’ y el ‘guillenismo/yamilismo’ nos han dejado que tal vez los siguientes cuatro años no requiramos obras grandilocuentes, sino una gestión que en lo poco que se comprometa a hacer incluya como prioridad aquello que necesitamos con urgencia: honestidad, profesionalismo y una enorme convicción para ganarse problemas en nombre de restablecer el principio de autoridad por encima de cualquier cálculo político personal.

Buscamos a alguien que tenga como objetivo hacer una transición larga y eficiente que ordene las cosas y las encamine decentemente. ¿Es difícil lograrlo? Sí y mucho. Primero, porque la elección actual ofrece, en la mayoría de los casos, personajes que no están interesados en un cambio real.

Allí tenemos acusados por extorsión, violación, deudas, tráfico de terrenos, etc. Y segundo, porque tampoco asoma un candidato nuevo que rompa la monotemática campaña con propuestas cargadas de valentía. En ese grupo figuran cándidos debutantes, entusiastas de la política e improvisados de todo tipo.

Entonces, ¿quién podrá defendernos? Nosotros, los ciudadanos, y nadie más que nosotros. Si bien quienes nos han gobernado, además de llenarnos de caos e informalidad, nos han anquilosado el espíritu ciudadano a punta de obras mal ejecutadas, también es verdad que no existe otra manera de rescatar la ciudad si no es a través del compromiso de todos con el entorno y la vigilancia de los actos de quien resulte elegido.

Por eso, estimado vecino, vuelva a quejarse por las pistas con huecos, el retraso en las obras viales, el caos vehicular, las combis en mal estado y los funcionarios perezosos. Hágalo solo u organizado (mire lo que lograron los vecinos de Vallecito: detuvieron un esperpento vial llamado viaducto). No dejemos —nunca más— que nos miren la cara. La ciudad es nuestra, hay que recuperarla.

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