Se necesitan líderes visionarios

Jorge Pacheco Tejada

El proceso electoral peruano ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer el liderazgo. La dispersión del voto, actitudes poco éticas, falta de respeto a las normas de convivencia, el insulto, los ataques arteros; la poca credibilidad, la incertidumbre, el desengaño, explican que lo que no nos deja satisfechos, más que los planes de gobierno, es la calidad personal de quienes aspiran a gobernar.

Y es que sobre las propuestas no hay mayor discusión. Todos ofrecen casi lo mismo: mayor inclusión, atacar la delincuencia y el narcotráfico, eliminar la corrupción, etc. El problema se centra en el grado de confiabilidad de quienes las promueven. No esperamos perfección, pero sí que los aspirantes al sillón presidencial sean personas probas que puedan gestionar la administración pública con sentido de servicio al bien común.

Sylvia Santisteban, Gerente General de Sawa, comentó recientemente en un artículo que lamentablemente, en el ámbito actual no encontramos líderes en el Perú. “No hay referentes. Existen personas que cumplen funciones como administradores, de jefes, supervisores, pero nadie que nos brinde visión de futuro; que tenga pensamiento estratégico, que inspire a otros a hacer cosas diferentes”, dijo.

Y si realmente no hay líderes en el país, ¿qué hacer? Lo hecho, hecho está, y si queremos un mejor futuro lo ideal sería comenzar a formar desde la familia y la escuela, los líderes que necesitamos. Necesitamos gente que vea más allá de sus intereses personales; más allá de una realidad que siempre nos obliga a mirar el mañana dejando de lado cálculos electorales y egoísmos.

Requerimos gente confiable, que diga la verdad, que no nos mienta ni engañe. La veracidad implica sólidos fundamentos, principios y valores éticos y morales ya que un liderazgo sin valores no es liderazgo.

Precisamos políticos que sean solidarios, lo que significa estar atentos a las necesidades de las mayorías con la idea clara de bien común. Que asuman la decisión de romper los paradigmas sin confrontaciones absurdas e hirientes y que nos enseñen, con su ejemplo, que sí se puede ser líder con un estilo muy sencillo, amoroso y divertido. No necesitamos cambiar las cosas con agresividad, sino que podemos hacerlo de forma más cercana, respetuosa.

No podemos resolver los grandes problemas con las mismas soluciones de siempre, debemos aprender a utilizar nuevos métodos en la solución de problemas recurrentes. No debemos acostumbrarnos a vivir en entornos cortoplacistas con político de escasas miras. Es urgente tener líderes visionarios. Esa es una tarea para los padres y educadores

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