Pedro Pablo: un hombre entre dos fuegos

Renato Sumaria Del Campo
Director del Quincenario Encuentro

Un hombre de 77 años, notable economista y ex primer ministro, honesto tecnócrata, pésimo político, peor candidato, con apenas 18 congresistas de un partido armado con gente de aquí y de allá, y metido entre dos fuegos (el del fujimorismo y del antifujimorismo), será quien conduzca el país hacia el Bicentenario. Pedro Pablo Kuczynski ha obtenido la presidencia y lo que viene no le será fácil.

Primero porque tendrá que concertar con “la hija del ratero” y que en la hora más crítica de una campaña tan baja, fue calificada por él mismo como “una posible ratera” sin medir que, aún derrotada, Keiko Fujimori no perdería poder: tiene 73 congresistas con los que puede someter a placer a un gobierno endeble y poco audaz de tender puentes con sus adversarios.

¿Cómo hará PPK para hacer viables sus promesas si necesita el filtro de un Congreso pintado de naranja? Aquí parece bastante ingenuo el análisis de quienes creían que apoyando al economista se equilibraba la balanza del poder en el Perú.

Este escenario, sin embargo, también resulta interesante para Keiko y sus huestes. Tal vez sea una prueba distinta a la de la presidencia pero con una trascendencia igual de importante. Veremos qué tanto ha sido capaz el fujimorismo de desprenderse de sus fanatismos y demostrar que los cambios que vociferó en campaña no fueron solo para confundir al electorado sino expresión de verdadera madurez política.

Otro elemento importante para entender el complejo escenario que afrontará PPK desde el 28 de julio será el de la presión que le hará antifujimorismo. Particularmente el sector anti Keiko conformado por algunos grupos de izquierda con los que Pedro Pablo ha firmado acuerdos o de los que ha recibido votos. No pasará mucho tiempo entre la juramentación y el “nosotros te pusimos, nosotros te sacamos”.

Y así como es ingenuo creer que PPK equilibra la balanza del poder frente a la mayoría fujimorista en el Legislativo, también es ingenuo imaginarse a una izquierda haciendo “oposición constructiva” o blindando al gobierno del “lobista, vende patria” que tanto criticaron en primera vuelta y que representa al “modelo neoliberal y hambreador” que han combatido desde hace 25 años.

¿Qué hará entonces PPK? ¿Dónde encontrará respaldo político? En el Congreso le queda Acción Popular, con quien tiene diferencias marcadas por el tema del gas; el APRA, que parece más cerca del fujimorismo; y el partido de César Acuña, con quien ya firmó un acuerdo buscando rescatar —sin éxito— votos en el norte. Fuera del parlamento hay zombis: el PPC, Perú Posible y el Partido Nacionalista.

¿Quién le tenderá un puente? Nadie. Lo tiene que tender él y buscar alianzas con quienes hoy no parecen quererlo mucho. Así tal vez se anime a pedirle perdón a la pelona y le proponga construir juntos un frente sólido de derecha, que haga sostenible el crecimiento y garantice gobernabilidad. Claro que para eso ocurra habrá seguramente que firmar un papelito que garantice el arresto domiciliario de alguien que hoy anda en preso en la DIROES. Suerte con eso.

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