Nuevo Congreso ¿lo viejo conocido o lo nuevo por conocer?

Fernando Mendoza
Abogado
Docente UCSP

En las elecciones extraordinarias de 2020, es probable que algunos elijan tropezar dos veces con la misma piedra. Ya plateé ese escenario en una anterior publicación, pues en ese momento se mantenía la incertidumbre sobre si los parlamentarios del Congreso disuelto podrían presentarse como candidatos a las nuevas elecciones para complementar el período 2017-2020. Como dije aquella vez, mi opinión fue que sí podían, pero la última palabra la tendría el Jurada Nacional de Elecciones (JNE) y así ocurrió.

Veamos. El máximo ente electoral —no por propia iniciativa sino ante la consulta del Jurado Especial de Ica— emitió un pronunciamiento que plantea el siguiente escenario: los partidos pueden designar en sus listas al Congreso a parlamentarios revocados, de forma que el camino para impedir su elección no está en la ley sino en el favor —o quizás sea mejor decir en la obstinación— de los electores.

En honor a la verdad, el problema no son las personas que se presentan a cargos de elección popular —y en su momento a la reelección— pues todas tienen el legítimo derecho de hacerlo, como cualquier otro ciudadano. El verdadero problema somos los electores y de alguna manera los medios de comunicación que en ocasiones nos imponen la imagen y la voz de ciertos privilegiados candidatos, que por razón desconocida, tienen palestra abierta y gratuita en estos espacios. Allí está el problema.

El verdadero problema somos los electores y de alguna manera los medios de comunicación, que en ocasiones nos imponen la imagen y la voz de ciertos privilegiados candidatos.

A veces es tanto el bombardeo de entrevistas a los mismos de siempre o a quienes comulgan con las ideas de los entrevistadores, que nos volvemos indiferentes a sus cualidades personales. Parece que, a mayor número de entrevistas complacientes, el candidato se convierte en necesario e indispensable.

Sería bueno oír una entrevista que inicie preguntando al candidato ¿en qué trabaja?, ¿de qué vive?, ¿cuál es su ingreso mensual?, ¿cuánto ha pagado por impuesto a la renta en el último año? y terminar con ¿una vez culminado el período parlamentario, a que labor, trabajo o empresa se dedicará?, ¿volverá a su ciudad de origen?

Esas preguntas no se plantean, basta ver las hojas de vida en la página del JNE para verificar que algunos personajes no tienen ni han tenido trabajo conocido, o declaran que han prestado servicios en varias ONG. Es necesario conocer a los candidatos.

Entonces, ahora que nos toca elegir, será que ¿más vale lo viejo conocido, que lo nuevo por conocer? o será que ya no importa nada y que todo seguirá igual venga quien venga.

Sería bueno oír una entrevista que inicie preguntando al candidato ¿en qué trabaja?, ¿de qué vive?, ¿cuál es su ingreso mensual?, ¿cuánto ha pagado por impuesto a la renta en el último año?

 

Entonces, ahora que nos toca elegir, será que ¿más vale lo viejo conocido, que lo nuevo por conocer? o será que ya no importa nada y que todo seguirá igual venga quién venga.

 

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