Nosotros, los incompetentes

Renato Sumaria del Campo 
Director del quincenario Encuentro

Los líos democráticos que tenemos no solo obedecen a escándalos de corrupción, sino a la ligereza con la que elegimos a nuestras autoridades. De entre todas las explicaciones que se pueden ensayar para buscarle salidas al problema, existe una que se relaciona con cierta aproximación economicista y de mercado aplicada al complejo proceso de elegir un gobernante.

Así lo aseguraba el fallecido semiólogo Eliseo Verón en su ensayo “Mediatización, comunicación política y mutaciones de la democracia”. Siguiendo las ideas del sociólogo italiano Alessandro Pizzorno, Verón desarrolla una crítica a posturas neoutilitaristas que buscan teorizar el sistema político desde la “lógica de mercado”.

“Como en el modelo del mercado en el cual se inspiran, nos encontramos ante un actor político estrictamente racional. El actor orienta su comportamiento en función de su interés individual. Desde este punto de vista, uno de los componentes del sistema democrático sería la libertad del individuo para decidir cuál es su interés.

La adecuación del comportamiento a los objetivos indicados por el interés supone, en este actor racional, un cálculo de la relación entre costos y beneficios. El campo político aparece así como un mercado de oferta de procedimientos y decisiones (programas), entre los cuales el actor elegirá libremente en función de su interés”.

Y en un escenario ‘ideal’ de decisiones libres y de discernimiento en función del costo–beneficio, donde lo que prima es una lógica de mercado, la información juega un rol central.

Si el objetivo es buscar el mayor beneficio individual posible a través de la elección de un candidato, y si para ello se debe pagar el costo de estar informado, con su consecuente inversión de tiempo y esfuerzo, ¿cuánto estará dispuesto a pagar un elector sin acceso a fuentes adecuadas? Y sin ir ‘tan abajo’, ¿la información recogida por un lector medianamente leído alcanza para conocer al candidato por el que pretende votar?

El análisis de Verón nos deja una conclusión interesante: “[…] El voto emitido […] sobre la base de un juicio general es el voto de un incompetente”. Parafraseándolo, diremos que no solo votamos cual incompetentes, sino que elegimos a alguien como nosotros. El problema es que no siempre nos hacen creer lo contrario.

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