Mujer, igualdad y maternidad

Javier Gutiérrez Fernández–Cuervo
Filósofo

La mujer es hoy el centro de la cuestión y, cuando se habla de ella, se suele hacer en clave de igualdad o de maternidad, como si existiera oposición. Ella es siempre un tema actual porque es y será siempre la fuente de nuestro futuro.

Es patente: si queremos ofrecer algo a las próximas generaciones tenemos que centrarnos en las mujeres de hoy. ¿Por qué? Porque la célula básica constituyente de la sociedad es la familia: tus padres, tus hermanos, tus abuelos… Todos ellos influyen y afectan la manera en que te formas como persona, pero de entre ellos la madre, con una primacía apabullante. Y ‘ser madre’ se incluye en ‘ser mujer’.

Así, educar el concepto y rol de mujer en la sociedad servirá para construir un futuro determinado: Si deseas evitar el supuesto mal de la superpoblación, procura que las mujeres no se abran a la vida; que vean el embarazo como una carga insostenible; sube el precio de los pañales y baja el de los preservativos; legaliza el aborto, la píldora del día siguiente y el mal llamado ‘matrimonio’ homosexual; transforma tabús en derechos, y potencia el concepto de igualdad hasta negar la diferenciación genital.

Si en cambio deseas repoblar un mundo envejecido, busca qué religión o forma de pensamiento transforma a la mujer en un simple callar y parir; ábrele las puertas al Corán; realiza eventos de no discriminación y de apertura a la ‘pluricultura’; construye mezquitas, y dale oportunidades a los refugiados ahí donde ni tus propios ciudadanos tienen trabajo.

La mujer es el centro, la mujer es la vida. Sin una educación correcta de lo que es ser mujer nos encontraremos con una sociedad engañada, atontada, dominada por los medios de comunicación y sin capacidad de reflexión.

¿La mujer es igualdad? Sí, pero igualdad en la verdad. ¿La mujer es maternidad? Sí, pero maternidad en la verdad. Extrapolar la igualdad es tan dañino como negarla, e igual sucede con la maternidad.

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