Francisco y Mario

Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo

Se fueron con unos días de diferencia, Mario Vargas Llosa y el papa Francisco, líderes latinoamericanos que con su trabajo alcanzaron talla mundial, el primero en las letras y el segundo en el ámbito espiritual.

A ambos los separaba la política, Mario siempre fue de derechas, liberal más que conservador, y Francisco –que provenía del nacionalismo católico– se decantó por apoyar políticas intervencionistas y redistributivas que triunfaron en el siglo XX, en la Argentina.

Mientras Mario combatía electoralmente a los aprendices de dictadores y denunciaba a los populistas de izquierda que pululan en Latinoamérica, Francisco recibió a todos los actores políticos en el Vaticano.

En las cuestiones de preferencias individuales encontraron afinidades, Mario desde la promoción que hacía en las historias de sus personajes y su fomento cultural, Francisco con su cambio sutil en la doctrina, excepto en el punto del aborto, que –a diferencia de Mario– siempre denunció, aunque su objeción no haya obtenido el mismo eco en los medios que sí alcanzaron otras de sus afirmaciones.

Los dos dejan un vacío en el corazón de los peruanos, Francisco por su sencillez, cercanía y amabilidad. Mario porque su gloria fue compartida por todos en el país, demostrando que era posible llegar a lugares que no se habían abierto antes a un connacional: el Nobel o la Academia Francesa.

Asimismo, Mario llevó a otro nivel la consciencia democrática –que tan esquiva nos ha resultado en nuestra tradición política– cuando apoyó a la hija del contrincante, con tal de evitar la debacle y caer en otro autoritarismo al que casi nos aboca el fallido intento de golpe de Estado de Pedro Castillo, no se equivocó.

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