El secreto de Fátima

Monseñor Javier del Río Alva
Arzobispo de Arequipa

El 13 de mayo se han cumplido cien años de la primera aparición de la Virgen María a tres niños pastores, en Cova de Iría (Portugal). Como ella les anticipó, la Virgen siguió apareciendo durante seis meses, el 13 de cada mes, hasta octubre del mismo año 1917.

En la última de las apariciones, ante una multitud de varias decenas de miles de personas, la Virgen dio una señal: la lluvia torrencial cesó, el sol giró varias veces sobre sí mismo lanzando fajas de luz de diversos colores y de pronto pareció desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre para, después de diez minutos, volver a su estado normal.

Este fenómeno atmosférico y el así llamado tercer secreto de Fátima —que con motivo del Jubileo del Año 2000 se reveló que está vinculado al intento de asesinato del Papa Juan Pablo II por Alí Agca, ocurrido el año 1981— han sido durante años lo más comentado de esas apariciones. Sin embargo, el mensaje de Fátima es mucho más amplio y sigue siendo de actualidad, por lo que conviene que nos refiramos a él aunque sea brevemente.

En primer lugar, hemos de tener en cuenta que las apariciones de la Virgen se dieron en el año 1917, cuando las naciones estaban envueltas en la Primera Guerra Mundial. María anuncia que la guerra terminaría en breve, pero que si los hombres no dejaban de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzaría otra peor, lo que efectivamente sucedió con la Segunda Guerra Mundial.

Anuncia también grandes persecuciones a la Iglesia, que posteriormente se dieron por el régimen comunista y el nazismo, pero que al final su Inmaculado Corazón triunfará. Finalmente, y de modo insistente, la Virgen de Fátima pide a los pastorcitos que se rece el rosario y se haga penitencia por la conversión de los pecadores, y para que se den cuenta de la importancia de esto, les hizo ver el infierno.

No parece casual que, para transmitirnos ese mensaje, la Virgen no eligiera a personas importantes o famosas, sino a tres niños desconocidos. Como dijo el Papa Benedicto XVI en su visita a Fátima en el año 2010, la elección de los tres pastorcitos nos indica que precisamente de los pequeños nace una nueva fuerza de la fe.

Y tampoco parece casual que, justamente en un momento en que el mundo estaba dividido por la guerra, la Virgen viniera del Cielo a recordarnos que la respuesta fundamental de los cristianos ante el mal es la conversión, la penitencia y la oración, que brotan y alimentan la fe, la esperanza y la caridad.

Cien años después de las apariciones de la Virgen de Fátima, cuando el mundo se encuentra en una “tercera guerra mundial por partes”, como dice el Papa Francisco, y la Iglesia es cada vez más perseguida por los propios pecados que hay en ella y por nuevas y nefastas ideologías, resulta fundamental recordar que la misión esencial de la Iglesia es la salvación del mundo y eso requiere que los cristianos vivamos en conversión permanente y ofrezcamos nuestra vida y nuestra oración, día a día, para que la bondad de Dios se haga visible a todos los hombres.

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