Educación ambiental en acción

Jesús Del Carpio Pacheco
Coordinador de proyectos de investigación – UCSP

Para nadie es secreto que el clima de nuestro planeta y, en sentido directo, el clima de nuestra ciudad de Arequipa está cambiando. La contaminación ambiental, producto del aumento de las emisiones de CO2 o dióxido de carbono, ha provocado un desequilibrio climático y un calentamiento global que nos afecta cada vez más.

En principio, gases como el vapor de agua y el propio CO2 son necesarios para mantener la temperatura adecuada en el planeta tierra, el problema surge cuando los niveles de estos aumentan considerablemente, como en la actualidad —hasta en un 31%—.

Este aumento incentiva el efecto invernadero, lo que disminuye la dispersión del calor acumulado por la radiación solar en la superficie del planeta hacia el espacio y esto genera un mayor calentamiento de la Tierra. Si analizamos las fuentes de las emisiones de CO2 se calcula que el 67% de estas son producto de la quema de combustibles fósiles como petróleo, carbón y gas, mientras que el 33% de estas emisiones de CO2 tienen su origen en la deforestación.

En nuestra realidad local empresas mineras, cementeras, el conglomerado del parque industrial de Arequipa, curtiembres, etc. emiten CO2 y a todas estas emisiones debemos sumar el parque automotor que nuestra ciudad de Arequipa soporta —que aproximadamente agrupa a 257 000 automóviles—.

El aumento de la temperatura en nuestro planeta tiene como consecuencias impactos notables en el ambiente, como el deshielo de los polos, elevando el nivel de los océanos e inundando zonas costeras.

El otro gran problema ambiental está en la capa de ozono, que se llama así a un cinturón conformado por un gas natural llamado ozono que se encuentra entre 16 a 30 kilómetros de altura sobre la Tierra. Sirve como protección contra la radiación ultravioleta B que emite el sol. Con la fabricación de aerosoles como desodorantes, insecticidas, espumas plásticas, lacas, gas de refrigeradoras y gases para el aire acondicionado la capa se está deteriorando.

Los producto arriba señalados contienen clorofluorocarbonos (CFC) los cuales son sustancias derivadas del petróleo, pero a los cuales mediante manipulación en laboratorios se le ha sustituido los hidrógenos por átomos de yodo, cloro, flúor entre otros; el problema inicia cuando estos (CFC) que no desaparecen en la atmósfera suben a una altura de 20 a 40 kilómetros. Allí producen una reacción química que se combina con el ozono y deteriora nuestra atmósfera.

De esta forma los rayos ultravioletas pasan directamente a la superficie terrestre, produciendo desequilibrios en los ecosistemas, irritaciones en los ojos y cáncer a la piel de las personas.

El nivel de radiación límite que no daña la salud de las personas fue definido hasta el índice 10, pero en nuestra ciudad de Arequipa actualmente la radiación ultravioleta es extrema llegando al nivel 15. Un dato adicional, preocupante además, es el que nos da la Liga de Lucha Contra el Cáncer, informando que en los últimos 5 años los casos de cáncer a la piel en Arequipa se han duplicado debido a que las personas se exponen al sol.

Como hemos revisado, tenemos urgencia de hacer un cambio radical empezando desde nuestra ciudad de Arequipa. Primero haciendo un llamado de atención a nuestras autoridades las cuales tienen que tomar cartas en el asunto mediante una reforma en la Ley, que regule mejor las emisiones de CO2 tanto a las empresas y a los vehículos, pero esta reforma debe estar acompañada por una fiscalización oportuna y eficiente.

Finalmente, y quizá el más importante, empezar el cambio desde uno mismo, fomentar una educación ambiental orientado a la acción. Iniciemos desde casa.

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