Cuidado con el aborto

Monseñor Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa

Hace pocos días, Argentina ha celebrado el triunfo de los niños por nacer y de las mujeres ante una iniciativa que pretendía legalizar el aborto. El proyecto de ley, aprobado por la Cámara de Diputados, pero luego rechazado por el Senado, hubiera impuesto el aborto libre hasta las 14 semanas de gestación (tres meses y medio) y hasta los nueve meses en casos de violación, riesgo para la vida o la salud de la madre o inviabilidad fetal, incluyendo a los niños con ciertas discapacidades o habilidades diferentes.

Se pretendía abolir el derecho a la vida, creando un ‘superderecho’ al aborto sin permitir ni siquiera al propio padre defender legalmente la vida de su hijo. Además, se impedía la objeción de conciencia de los médicos y el personal sanitario, quedando todos obligados a realizar abortos bajo pena de inhabilitación y prisión.

Del mismo modo, el proyecto de ley obligaba a todas las instituciones educativas y los profesores a enseñar que el aborto es un derecho de la mujer, al que pueden acceder incluso adolescentes sin el conocimiento de sus padres, violando así el derecho a la libertad de educación y la patria potestad.

La decisión del Senado argentino ha impedido que miles y, con el correr del tiempo, millones de niños sean asesinados y que cada vez más mujeres sufran las consecuencias del aborto. Un estudio realizado por el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo para el Bienestar y la Salud de Finlandia, donde el aborto está legalizado, concluyó que el índice de muerte materna es 2.95 veces mayor en mujeres que abortan que en aquellas que llegan al parto y el riesgo de suicidio es 6.5 veces mayor en las que abortan que en las que dan a luz.

Pese a esas y otras muchas conclusiones de estudios científicos similares, grupos con intereses ideológicos o materiales están financiando millonarias campañas para imponer el aborto en América del Sur.

Debemos estar atentos, porque así como se ha hecho en naciones vecinas, en el Perú ciertas ONG están preparando el terreno a la espera del momento oportuno para presionar a fin de que el aborto sea legalizado. Por ello, como dice el papa Francisco: “La defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo”.

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