¿Con que actitud vives la cuarentena?

Jessica Llerena Chávez
Jefa del Centro de Liderazgo de la UCSP

“Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontas ese sufrimiento”, dijo alguna vez Viktor Frankl, autor del libro “El hombre en busca de sentido”y sobreviviente de varios campos de concentración nazis.

Han pasado más de 100 días y aún vivimos en incertidumbre. El virus sigue entre nosotros con toda su carga de consecuencias negativas: el incremento del número de personas afectadas, empresas que cierran a causa del aislamiento social, personas que pierden sus trabajos. Sin embargo, paradójicamente, este es un tiempo en el que no hemos dejado de escuchar buenas noticias: el nacimiento de bebés en plena pandemia, personas que superan la enfermedad, empresas nuevas que nacen de la crisis u otras que se reinventan, etc. 

La vida ha cambiado y eso tiene un costo, pero también nos abre la oportunidad de un aprendizaje que nos lleva a ser capaces de adaptarnos a la circunstancia, aceptarla y encontrar la mejor manera de vivir con ella y salir adelante.  

Hay muchos dichos como “al final del túnel siempre hay una luz”, “después de la tormenta viene la calma”, “cada anochecer tiene un amanecer”. Estas frases populares, con lo trilladas y repetitivas que a veces suenan, tienen cierta carga de verdad, porque todo en esta vida pasa, se acaba. Las cosas tienen su proceso. Algunas requieren más tiempo que otras, algunas son más dolorosas, otras más alegres, pero a la larga, para todo existe una fecha de caducidad, una solución y sobre todo una enseñanza. Por eso es importante preguntarnos: ¿qué hemos aprendido en estos días de cuarentena y con qué actitud la estamos afrontando?

La pregunta no tiene respuesta fácil, sin embargo, una de las cosas que podemos recoger como enseñanza de todo esto es la que nos deja la frase de Frankl citada al inicio del artículo: cada uno decide qué actitud tener frente a una circunstancia complicada como esta. 

Estoy segura de que la fe mueve montañas y eso me lleva a afirmar que hoy es uno de esos momentos en los que crece la esperanza. Es hora de orar mucho por nuestras familias, amigos, trabajo, por la salud de aquellos que siguen en primera línea, por aquellos que ya no están. Y también es hora de actuar, de seguir contribuyendo, cuidándonos los unos a los otros, es tiempo de ser solidarios y pacientes. 

Somos seres libres, hagamos uso de esta libertad para escoger adecuadamente la actitud con la que afrontaremos cada situación, independientemente de lo desesperante que esta pueda ser. 

Salir de la versión móvil