Chacales, árabes, elecciones y Kafka

Manuel Rodríguez Canales
Teólogo

En el cuento «chacales y árabes», Kafka propone una parábola que bien podría aplicarse como hace Héctor Zabala a la situación de judíos y cristianos en Europa a principios del siglo XX o significar tensiones dialécticas entre el hombre y los sistemas totalitarios de los que no puede escapar. Las interpretaciones son muchas pero coincidentes en el tema de la opresión, el odio y el miedo que se desatan y esconden entre los hombres cuando desaparece la confianza y la posibilidad de compartir.

Con el atrevimiento de mi ignorancia, se me ocurrió hacer una aplicación parcial de la parábola kafkiana al espíritu que hace tiempo percibo en las elecciones, en todos sus actores y para decirlo de una vez, en lo que llamamos política en general. En mi aplicación, los árabes son los candidatos elegidos, los chacales los electores obligados a votar y el europeo al que los chacales se quejan es la prensa, el cuarto poder que dicen.

Como los chacales del cuento, los electores nos quejamos año tras año a la prensa de la ignorancia y maldad de los candidatos, de lo corruptos que son cuando alcanzan el poder pero no podemos o no queremos hacer nada más que quejarnos.

Como el europeo del cuento, la prensa escucha nuestras quejas, recoge toda nuestra información, nos teme un poco pero no toma partido porque parece dudar de la justicia de nuestra causa, no tiene porqué meterse en un conflicto en el que no le debe nada a nadie o, quién sabe, simplemente no ve futuro a nuestra rebelión contra el sistema, no le conviene jugar a perdedor o simplemente sabe que seguiremos recurriendo a ella aunque sepamos que no hace nada.

Como los árabes del cuento, los candidatos en el poder se ríen de nosotros, nos desprecian y aman al mismo tiempo porque no pueden vivir sin nosotros, se hacen cómplices de la prensa porque ambos tienen juntos el verdadero poder y nos tiran un cadáver para que nosotros, chacales, nos olvidemos de toda rebelión porque tenemos algo que comer hasta la próxima elección obligada en la que nos volveremos a quejar a la prensa. Y así sucesivamente.Bien se ha dicho que en el Perú, Kafka sería un escritor costumbrista.

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