Adelanto

Carlos Timaná Kure
Director del Centro de Gobierno de la Universidad Católica San Pablo

Ante la incapacidad del Gobierno de generar agenda propia, quienes están poniendo el primer punto de lo que se discute en el país son los que exigen el adelanto de elecciones; los mismos que,  a pesar de los reveses que ha tenido la presentación en sociedad de “Coalición Ciudadana”, han logrado darle una vitrina mediática a Francisco Sagasti en las últimas semanas declarando cual será su ficha en el partidor.

Siendo el único candidato con chance de lo que fue la corriente alternativa del Partido Morado, esto se ha convertido en una batalla contra el tiempo. Sagasti en la actualidad tiene 79 años y si espera a 2026, con 81 años sería casi imposible movilizarse para una campaña por la geografía nacional.

Quienes buscan el adelanto están esperanzados en que el Congreso pise el palito y se equivoque de forma mayúscula y genere una ola de indignación que detone el adelanto de las elecciones. Y es que la calle ha sido esquiva a este pedido, debido a las esperanzas frustradas en el cambio y, que aun a los sectores que impulsan el adelanto se les ve como corresponsables del desgobierno de hoy, por el apoyo explícito o silencioso —en el mejor de los casos— en la elección de Pedro Castillo y Dina Boluarte en 2021.

El palito que puede pisar el Congreso y forzar el adelanto de elecciones podría ser el borrador de proyecto de ley que busca darle un nuevo aliento a las universidades no licenciadas, echando por la borda la reforma educativa. Si los congresistas se dan cuenta de que su continuidad está en juego y que podrían dar su cabeza en bandeja de plata, deberían recordar el adagio: la avaricia rompe el saco.

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