Dolor que se disfraza de amor

Arequipa ocupa el segundo lugar con más casos de violencia contra la mujer y el tercer puesto en feminicidios a nivel nacional

La sociedad en su conjunto debe involucrarse para desterrar todo tipo de violencia contra la mujer.

Pablo Rojas Huayapa

María Roque y Greyci González fueron la primera y la última de las mujeres asesinadas por sus parejas durante el año 2022. El Centro de Emergencia Mujer (CEM) de Arequipa reportó que en lo que va del año, seis damas fueron víctimas de feminicidio en la región.

El coordinador regional del CEM-Arequipa, Erick Pumacayo Rocha, señaló que al mes se reporta el asesinato de una mujer en nuestra región, lo que nos ubica en el tercer lugar —después de Lima y Cusco— con el mayor número de víctimas a nivel nacional.

Para el especialista está cifra podría incrementarse debido a los niveles de violencia que se desataron luego de la pandemia. En 2020 se reportó la muerte de 8 mujeres, en 2021 la cifra llegó a 9 y hasta agosto de este año, 6 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas.

Las denuncias también se incrementaron. En lo que va del año se reportaron más de cuatro mil denuncias de violencia física y psicológica. El 70% de estas denuncias se concentran en la provincia de Arequipa. Además, nuestra región ocupa el segundo lugar en el país con el mayor índice de violencia contra la mujer.

El homicida en casa

La mayoría de los asesinatos de mujeres (víctimas de feminicidio) ocurrieron dentro del seno familiar, es decir, en un ambiente conocido y que era compartido con el homicida.

Para la psicóloga Elizabeth Lira, el feminicidio ocurre por un enfermizo “sentido de propiedad” que asume el hombre.

“Los homicidas confunden a sus parejas con un objeto que les pertenece y no quieren perder algo de su propiedad. Muchas veces aplican el lema si no eres para mi, no eres para nadie’”, dijo.

La violencia se traduce en el machismo, en una sociedad que coloca al varón en el centro del hogar, lo que genera control y dependencia de la mujer hacía él.

“Antes de la agresión hubo celos, desconfianza y control, lo que desencadena en agresiones, y que muchas veces son soportadas por sus víctimas por el temor a ser abandonadas”, señaló.

La dependencia emocional y económica hacia el hombre muchas veces propicia que la víctima soporte agresiones físicas, psicológicas y sexuales, y al no poder salir de esta situación termina en un cruel homicidio dentro del hogar.

Una lucha silenciosa

Lo peor de todo, es que las mujeres sufren de agresiones físicas y psicológicas de manera silenciosa, es decir, no denuncian el hecho por temor a la crítica del entorno familiar, social y laboral.

Para la psicóloga Mariela Laura, esto provoca que las personas soporten años de sufrimiento y vivan en un ambiente tóxico, que con el tiempo llega a ‘normalizar’ la violencia en el entorno familiar, y puede transmitirse a los hijos.

“Con los años se vuelve normal, por eso es fundamental que las víctimas sean escuchadas por las personas más cercanas y luego atendidas por especialistas. Los familiares también deben reconocer las señales para crear un plan de intervención”, dijo.

El cambio de actitud es el primer síntoma de que una mujer es víctima de algún tipo de agresión y los familiares son los más indicados para identificar las alteraciones de conducta, producto de ese sufrimiento silencioso que soporta.

La profesional recomienda nunca perder la comunicación y confianza en los miembros de una familia, entre hijas, madres, sobrinas y amigas, que al final se pueden convertir en un ‘salvavidas’.

En otro punto, el factor cultural es primordial en el cambio de actitud de los agresores. “Un hombre no nace siendo violento, se hace violento”, señaló Laura. En ese sentido, el Gobierno debe impulsar programas de educación que puedan fortalecer las actitudes de mujeres y hombres, promoviendo la igualdad entre ambas personas sin diferencias o estereotipos que marquen algún tipo de superioridad.

Un delito sin perdón

El delito de feminicidio es sancionado hasta con 35 años de cárcel y es la condena más alta en la legislación penal peruana, según el abogado penalista y docente de la Universidad Católica San Pablo, Federico Álvarez.

“La razón esencial de un feminicidio, es la perspectiva que tiene el asesino en relación a lo que es una mujer, es decir, la ‘cosifica’, se siente como un ente superior a ella y está sometida a él”, declaró.

El varón puede cometer feminicidio porque ella termina la relación sentimental, porque no preparó la comida o no lavó la ropa. Estos actos conllevan a radicalizar el ensañamiento por un grado de superioridad.

Para el docente universitario, la aplicación de duras penas contra el homicida no ayudará a erradicar la violencia contra la mujer. Considera que el tema pasa por un factor cultural que debe cambiar desde el hogar y ser atendido por las autoridades al generar igualdad e independencia entre mujeres y hombres.

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