Rolando Vilca Begazo
Simón Balbuena Marroquín es una de las voces autorizadas para hablar sobre la reelección municipal en el país. Estuvo cuatro períodos consecutivos en la Municipalidad Distrital de Hunter y, al no lograr su reelección en la Municipalidad Provincial de Arequipa, decidió retornar al distrito que lo vio nacer políticamente. Ahora, una vez más, al frente de Hunter cumple lo que será su última experiencia municipal.
¿Qué beneficio puede traer para el país la reelección de los alcaldes por un período adicional, como fue planteada por la bancada fujimorista en el Congreso?
No creo que solo sea de los fujimoristas, ya en la campaña electoral hubo el anuncio y las propuestas de varios candidatos. Creo que una reelección es beneficiosa en la medida en que se actúe con transparencia y honestidad, porque el que decide [finalmente] no es el candidato, sino la población; y si hizo una buena gestión lo pueden reelegir.
Pero, uno de los argumentos para eliminar la reelección era la corrupción en que se incurría y la ventaja de quien ejercía el cargo frente a otros candidatos al momento de postular.
En ese momento el Estado implementó mayores medidas de control. Ahora el todopoderoso es la Contraloría que interviene en todo y en épocas de elecciones ejerce mayor control. Es cierto que no todas las autoridades, incluyendo ministros y gerentes regionales, son corruptos y no por unos se puede embarrar a todos. La corrupción debe combatirse y sancionarse. En el caso de Arequipa varios alcaldes de la provincia estuvieron presos, pero eso depende de la ética y la formación personal.
Es decir, ¿la reelección no necesariamente debería ligarse a la corrupción?
Así es. Los alcaldes por lo general no intervienen en las licitaciones, para eso hay comités acreditados de acuerdo a ley. Creo que se ha satanizado mucho la percepción de que toda reelección es sinónimo de corrupción. Que hay corrupción es cierto y que ahora la apreciamos con mayor fuerza, también; que hay infiltrados en todos los niveles es cierto. Esto viene desde años atrás y estamos en la obligación de combatir a fondo la corrupción, pero debemos aclarar que no toda reelección significa estar con la corrupción.
El congresista Becerril, autor del proyecto de la propuesta de ley, señala que uno de los argumentos es promover el desarrollo de los pueblos porque son los municipios las instituciones más cercanas para resolverles las necesidades básicas.
Claro, la autoridad municipal y especialmente la de los distritos es el contacto directo con la población. La mayoría de los alcaldes han sido dirigentes de base y de otras instituciones y tienen algún conocimiento. En ese sentido, creemos que debe darse más facultades a los gobiernos locales, especialmente a los de provincias para lograr un adecuado manejo.
Otro tema que se cuestiona de los alcaldes es su visión cortoplacista. Sin embargo, Becerril sostiene que si se les permite la reelección podrán diseñar e implementar un plan de desarrollo a largo plazo. ¿Eso es cierto?
La visión que uno tiene sobre el desarrollo es diferente entre la costa y la sierra. En el caso de la sierra se da más importancia a un coso donde se hacen corridas de toros costumbristas. En el caso de las ciudades intermedias como Arequipa, en muchos casos se prioriza complejos deportivos y obras de viabilidad; pero es fundamental un proyecto de desarrollo a mediano y a largo plazo. En nuestro caso, en el primer plan de gobierno [de Hunter] incentivamos el agua, el desagüe y la electrificación y en este momento, trabajamos en la educación.
¿La reelección permite dar la sostenibilidad necesaria a los planes de desarrollo?
Así es, se da una continuidad a las obras. Por ejemplo en Hunter, desde nuestro primer período incentivamos el agua, el desagüe y la electrificación. Además, ahora trabajamos con proyectos de la anterior gestión. Lamentablemente Hunter atravesó por una crisis: la última gestión recibió S/ 34 millones provenientes del canon minero y mi gestión no llega ni a S/ 6 millones. Por eso un alcalde debe estar enfocado en realizar gestiones para conseguir más recursos. Yo me acogí al mecanismo de obras por impuestos.
Otro aspecto que avala una reelección municipal es que, por lo general, el primer año se pierde en el conocimiento de la administración pública y en la formulación de su propio presupuesto; y en el cuarto año ya están pensando en irse, por lo que tampoco hacen mucho por trabajar.
Yo he podido percibir que un importante número de alcaldes son profesionales y tienen algo de experiencia. Cuando uno es profesional pone su experiencia al servicio del Municipio. Lo que sí es cierto es que a veces ingresan, como autoridades, dirigentes de base que no conocen la administración pública ni su manejo. Por eso todo alcalde debe estar informado porque si no, son los gerentes municipales los que hacen y deshacen. Y otra cosa, ya se tiene que dar la oportunidad a profesionales y especialistas en la materia. No pueden designar como jefe de logística a uno que recién aprenderá, debe conocer todo el manejo legal que ello implica.
También se puede dar el caso que en un período de gobierno, en la práctica el alcalde solo tiene cuatro años para recuperar los gastos de la campaña electoral, y entonces habría más corrupción. ¿Eso puede ocurrir?
Puede ser y se dan casos. No se puede decir que todos los alcaldes son coimeros. La mejor prueba es que en Arequipa y a nivel nacional hay un grupo de autoridades que no ha sido denunciado ni sentenciado.
Usted, por ejemplo, con 20 años como alcalde, ¿cuántas denuncias tiene?
No tengo ninguna sentencia. Uno puede ser denunciado por aspectos administrativos, pero lo que vale es la sentencia. Soy muy cuidadoso y solo vivo de mi trabajo.
¿La reelección debería ser abierta o solo por un período adicional como se propone ahora?
Creo que [por un período más] es una buena alternativa. Además debe coincidir con la elección presidencial como ocurre en otros países.
Es decir, ¿ampliar el período de gestión a cinco años?
Así es y de ser el caso, tiene el primer año para aprender y los siguientes [cuatro] para gobernar, y debe coincidir [con las elecciones presidenciales] para ahorrar recursos económicos al Estado.
¿Por qué no se debería permitir una reelección indefinida?
Bueno, los tiempos han cambiado. Yo tuve tres reelecciones como la tuvieron el alcalde de Mollendo [Miguel Román] y otro de Corire en Castilla. Es la población la que finalmente decide. Eso tiene que quedar claro.
Pero no puede negar aque siendo alcaldes tienen ventaja sobre sus competidores políticos.
De ser autoridades, ejecutar obras y ser imagen, bueno, sí. Hay otros que dicen que se aprovechan de los recursos económicos. Pero son varios factores que implica la reelección. Yo tomo como referencia fundamentalmente la formación que nos brindaron nuestros padres. En mi caso milité desde muy joven en Democracia Cristiana, ahí nos enseñaron muchos valores cristianos.
¿Cómo un militante de Democracia Cristiana luego es parte del Sistema Nacional de Movilización Social [Sinamos] de Juan Velasco Alvarado, y después recibe el apoyo del gobierno fujimorista?
Pero no te olvides de que en el gobierno de Velasco Alvarado se aplicaron varios principios socialcristianos como los de las comunidades industriales; se trabajó en la reforma agraria, en los recursos naturales; se crearon empresas estatales, de las cuales algunas fracasaron y otras siguieron adelante. Durante el gobierno de Velasco hubo asesores democratacristianos que apoyaron su movimiento.
Y también trabajó con Alberto Fujimori.
Nunca fui militante de su partido. Lo que pasa es que hice gestión. Aproveché la maquinaria del Ejército para asfaltar parte de Hunter.
¿Por qué cree que no pudo repetir la experiencia de reelección en el Municipio Provincial de Arequipa?
Hubo otros factores que no vale la pena tocar porque no quiero remover cenizas: factores de comunicación, aspectos económicos. No olvides que un grupo de poder de Arequipa apoyó al que fue elegido después alcalde provincial. Pero el tiempo nos dio la razón: nosotros trabajamos con los distritos; con mucha honestidad; trabajamos el Sistema Integrado de Transporte (SIT) con la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Sobre Alfredo Zegarra
Usted que intentó reordenar el transporte no fue reelegido, a diferencia de su sucesor que hizo poco o nada por resolver este problema.
Esos son aspectos de organización. El movimiento del señor [Alfredo] Zegarra es regional. Tengo mis propias ideas en torno a eso: ahí sí creo que hay un uso de recursos del Municipio a nivel de toda la región. No hay que ser ciegos.
¿Le está acusando directamente de actos de corrupción?
Digo que hay un movimiento que, en este momento, está trabajando en todos los campos. Claro, para movilizarse en toda la región. A mí nadie me quita la idea de lo que puedo percibir en el fondo. Yo fui alcalde provincial y sé cómo se da salida a todos los recursos y al personal para llevarlos a lugares que no están en su jurisdicción. Al final cada alcalde es responsable de sus propios actos.
Si dejamos de lado los apasionamientos, ¿cómo evalúa la gestión de Alfredo Zegarra?
Alfredo Zegarra tiene su propia visión de lo que es Arequipa. Una visión desarrollista, pero que no da resultado hacia el futuro. Su objetivo es llegar al gobierno regional. Yo le pregunto a él, ¿por qué paralizó el SIT si ya estaba todo? Esta crisis de transporte que afronta la ciudad es responsabilidad directa del gobierno municipal porque en seis años ya debieron de estar funcionando varios corredores.
Pero Zegarra señala que el Gobierno nacional le cerró el financiamiento.
No es cierto. Zegarra busca una justificación echándole la culpa al gobierno del señor Ollanta Humala y a Carlos Paredes [exministro de Transportes], cuando él mismo firmó un convenio con el Ministerio donde entregaba todo el SIT a Lima. Allí se origina toda esta desgracia que tenemos, porque Paredes apostó por el monorriel que era una utopía para Arequipa y [detrás] había otros intereses de una empresa brasileña que participó en la campaña electoral de Ollanta Humala. Además a Zegarra no le gusta que haya otra autoridad sobre él, por eso no coordina nada con el Gobierno Regional de Arequipa.
