“Salida de Thorne es una oportunidad para redefinir prioridades en el Gobierno”

Pedro Tenorio Narváez es analista político, columnista del diario El Comercio y colaborador de La Tercera en Chile. Además, es experto en comunicación estratégica.

Rolando Vilca Begazo

¿Qué tanto afecta al Gobierno la salida de Alfredo Thorne del Ministerio de Economía y Finanzas?

Se trata, sin duda, de la salida de un personaje clave para el Gobierno. Era un funcionario con una formación, como economista, sólida en el Perú y el extranjero, con experiencia como analista de inversiones y banquero. Además, era una persona de mucha confianza del presidente Kuczynski. No olvidemos que estuvieron juntos en la campaña electoral, Thorne fue su vocero económico. Aunque es evidente que no tenía mucho juego político propio y eso, en parte, le pasó la factura en esta coyuntura.

Algunos críticos sostienen que Thorne se preocupó más en contener el déficit fiscal que en promover la inversión y más aún en este escenario de desaceleración de la economía nacional.

Es cierto. A fines del 2016 hubo un ajuste importante en la inversión pública que, a la luz de la coyuntura por corrupción y El Niño Costero, resultó contraproducente. Ahora no solo se le puede criticar eso, sino también su poca presencia en el debate político. Debió tener un espacio importante dentro de la discusión política para explicar las matrices del plan económico [del Gobierno] a la población y otros actores políticos, de oposición o cercanos al Gobierno.

Con la salida de Alfredo Thorne, ¿se debilita el Gobierno o se abre una oportunidad para que el presidente Kuczynski reordene su equipo técnico y afronte con otra estrategia los meses que vienen?

El presidente está cumpliendo 11 meses de gobierno y no es un periodo que, por las características que reúne, como con la presencia del premier Zavala, debería significar una crisis, sino una oportunidad para reajustar algunas cosas que no caminaron bien, afinar el equipo ministerial y redefinir cuáles son las prioridades para este segundo año de gobierno.

Entonces, debe ser una oportunidad para que el Gobierno reencause sus objetivos, plantee lazos de comunicación con la oposición, principalmente fujimorista, y así pueda empezar un segundo año con mejor pie.

¿Crees que logre el apoyo del fujimorismo?

Sin duda no será una tarea sencilla y el fujimorismo no se lo hace fácil. Keiko Fujimori, en ese sentido, se equivoca porque deja que la ciudadanía lo perciba como un partido que pone muchas piedras en el camino. Y, si bien nadie propone un cogobierno o una alianza, sí debe haber un espacio de colaboración de una oposición leal, algo que no estamos viendo.

Claro. Además, si bien Thorne y los otros ministros que ya salieron —como Mariano Gonzales, Jaime Saavedra y Martín Vizcarra— lo hicieron por errores propios, mucho tuvo que ver la presión política de Fuerza Popular, que los vetaba antes de que lleguen al parlamento para defenderse.

Por supuesto. Pero en todos los gobiernos hemos visto una oposición que fiscaliza y que en ese camino puede cometer excesos. Sin justificar al fujimorismo, que pienso que no actúa de la manera más inteligente, sí creo que al Ejecutivo le falta anticipar ese escenario complicado. Es decir, debe tomar conciencia de lo que realmente enfrenta.

Para atenuar las aguas y tender puentes de entendimiento a fin de afrontar lo que se viene, ¿crees que se debe propiciar un nuevo acercamiento entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori?

Así es. Al fujimorismo no le conviene una alianza o un cogobierno, quieren mantener el perfil opositor que los caracteriza; pero sin que sea percibido por la ciudadanía como algo obstruccionista, y hacia eso debe apuntar. Todo diálogo es bueno. El Perú necesita que los políticos conversen y lleguen a acuerdos mínimos. Nadie plantea un Gobierno de unidad nacional, no estamos en una situación que justifique una amplitud de ese tipo, pero sí de un mejor grado de entendimiento [político] que el que vemos hoy.

El caso Chinchero afectó a dos ministros, primero a Vizcarra y luego a Thorne. ¿Alguien más seguirá ese camino?, ¿hasta dónde afectará al Gobierno?

Creo que el caso de Chinchero terminó de pasar la factura de lo urgente al Gobierno. No veo algún otro ministro o funcionario que se pueda ver tocado por el efecto negativo de este tema, que no haya sabido manejar en su momento.

Debe irse el contralor

Lo que sí deja el caso Chinchero es un contralor con serios cuestionamientos, incluso éticos porque la obtención de su título profesional sería fraudulenta. En esas condiciones, ¿debería mantenerse en el cargo?

Con todo lo que se conoce hasta el momento, se hace insostenible la permanencia de Edgar Alarcón en el cargo. Las denuncias que se acumulan en el Congreso ponen en entredicho la objetividad e imagen que debería mantener un contralor. Su permanencia le hace daño a la institución y debería renunciar. Y si no lo hace, en el Congreso se debe pensar en el mecanismo para retirarlo o buscarle un reemplazo pronto.

Ahora él se va, no por el caso Chinchero, sino por una crisis política que se generó alrededor y donde la sospecha de haber grabado al ministro de Economía agrava aún más las circunstancias.

Y allí se observaba una tibieza de parte del fujimorismo, que no lo trataba igual que a Alfredo Thorne.

Eso deja mucho que pensar del fujimorismo. Porque incluso acabamos de ver en la comisión [del Congreso] que investiga su caso, cuando se entrevista al auditor que denunció a Edgar Alarcón [por la compra y venta de vehículos importados], la actitud de los parlamentarios fujimoristas: lejos de indagar y buscar un mayor esclarecimiento, solo fue de cuestionamiento.

Daba la impresión que querían desacreditarlo antes que escucharlo. Eso alimentaba la idea de que el fujimorismo quiere proteger y conservar en el cargo a este contralor; aunque escuché otras voces en esta bancada que ya abogan por su salida, y me parece un error político, cuando menos, que el fujimorismo blinde a este contralor.

El mismo Kenji Fujimori, a través de Twitter, de manera inusual, señaló que “por equidad, se debería preparar al contralor para los leones del Congreso”.

Sí. Lo hizo de manera pública y notoria y dada su condición de figura característica del fujimorismo. Pero hay otras voces dentro de esta bancada que también señalan que por todo lo que rodea al contralor no es lo mejor para la Contraloría, por lo que debería dar un paso al costado o ser cesado, como le corresponde al Congreso.

Perfil de sucesor

¿Qué perfil debería tener el reemplazante de Alfredo Thorne en el Ministerio de Economía y Finanzas?

Creo que hay un ingrediente fundamental. Tiene que ser un ministro que se pueda comunicar y manifestar en términos políticos; no para ahondar diferencias, sino para ponderar, para que la ciudadanía entienda qué es lo que quiere hacer y por qué debe recibir apoyo de la oposición.

Necesitamos de un ministro de Economía que, además de conocer su trabajo, sea capaz de comunicar y plantear políticamente una posición que refuerce los proyectos o lo que el presidente quiere hacer para el país. El presidente es un jefe de Estado con debilidad, porque el Congreso le es adverso y necesita ganar el apoyo ciudadano. Lo tuvo en algún momento, pero lo fue perdiendo y lo debe recuperar y, en esa línea, el ministro de Economía le debe apoyar.

Lo más seguro es que el premier Fernando Zavala asuma ese ministerio por lo menos hasta Fiestas Patrias. ¿Esto es lo más adecuado?

Si Zavala tiene que hacerse cargo del Ministerio de Economía y Finanzas por un corto tiempo, no veo mayor problema. Pero entiendo que, junto con el presidente, deben tener un plan estructurado para designar a un reemplazante permanente.

Creo que la estabilidad económica se mantendrá, pero sí se necesita una persona idónea para recuperar lo que se denomina como índice de confianza de parte de los empresarios y peruanos que se dedican a un emprendimiento. El Gobierno debe trabajar con el nuevo ministro en la recuperación de la confianza de los agentes económicos.

¿El premier Zavala debería seguir al frente del Gabinete de Ministros?

Es el presidente quien debe tomar esa decisión. Si quiere más de lo mismo, entonces Zavala está pintado; si quiere un cambio, tendrá que ver si es capaz de llevarlo adelante o no. Allí se verá si requiere de una pieza distinta en la Presidencia del Consejo de Ministros.

En lo personal, creo que a Zavala le falta bastante, porque tiene que hacer un trabajo político; pero de pronto el presidente no tiene más alternativas y ya trató de convocar a algunas personalidades y no tuvo suerte. Allí hay un espacio que no conocemos. En todo caso, el presidente debe decidir qué quiere hacer hacia adelante. Si quiere que siga todo igual, si tiene los operadores apropiados o necesita hacer ajustes y si es así, quiénes son las personas que pueden promover esos cambios o es que debe traer alguien de afuera. Esa es una respuesta que debe resolver el presidente en los siguientes días.

Carlos Basombrío parece que seguirá en el Ejecutivo y no habría en el Congreso la intención de censurarlo.

Así es. No es un ministro que corra el riesgo de permanecer o no en el cargo. Preparó una buena exposición para responder a este pliego interpelatorio. En él veo a un ministro que trabaja, ¿qué más le podemos exigir?, tampoco queda duda. Es un ministerio muy complicado el que tiene a su cargo y pasa por la necesidad de reformar la institución y eso es un trabajo de meses. Tenemos que esperar un poco más para exigirle resultados más tangibles. Se espera un mayor trabajo de él y su equipo.

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