La selección demostró que la gente quiere centrarse en objetivos colectivos

Sandro Venturo Schulz es sociólogo, comunicador y crítico cultural.

Rolando Vilca Begazo

El impacto de la actuación de la selección peruana de fútbol en el Mundial de Rusia ha trascendido el campo deportivo. Varios analistas destacan que el trabajo colectivo, el esfuerzo solidario y la esperanza por creer en algo se pueden canalizar hacia el ámbito político, social y empresarial. El sociólogo Sandro Venturo es uno de los que está convencido de que este momento es muy oportuno para encausar esa esperanza nacional hacia objetivos colectivos.

¿Qué lección nos deja la participación de la selección peruana de fútbol en el Mundial de Rusia 2018?
Nos deja tres lecciones. La primera, que un equipo sin estrellas y bien constituido puede lograr objetivos grandes. En segundo lugar, nos ha demostrado que cuando uno es consciente de sus limitaciones y a pesar de eso se impone objetivos grandes, los puede conseguir. Y la tercera, que en el Perú existe una gran demanda por creer en algo. Ese grupo nos ha demostrado que nos morimos de ganas por tener esperanzas, por centrarnos en objetivos colectivos y nacionales y que faltan liderazgos capaces de trascender el beneficio personal para orientar toda su energía a favor del país.

¿Quién o quiénes deben canalizar este esfuerzo colectivo y solidario, que fue la característica del equipo dirigido por Ricardo Gareca?
Hay varios niveles. Desde el más cotidiano, todos: padres y madres de familia, maestros de escuela, líderes de base y dirigentes vecinales. En un segundo nivel están los líderes de opinión, empresarios y aquellos personajes que son referentes para la sociedad peruana, pero que no son políticos. Y en un tercer nivel están los políticos y las autoridades. En estos tres niveles, el país necesita una mayor integración, más diálogo y capacidad de acción colectiva para salir del marasmo en que nos encontramos a nivel político desde mucho tiempo atrás.

¿Crees que la clase política y el sector empresarial perciban este llamado para involucrarse con esta ‘esperanza nacional’ que concitó la participación de nuestra selección de fútbol?
En el ámbito político, lamentablemente no. Hoy tenemos una clase política muy desprestigiada, que no entiende lo que ocurre en el país, que es incapaz de conectar con las demandas emocionales de los peruanos, cosa que la selección ha demostrado que existe. Es una clase política ensimismada y que está más interesada en ganar elecciones que en gobernar para el desarrollo del país. Pero, a su vez, es una clase política con ‘partidos de mentiras’ y que está en su fase terminal. Aunque algo bueno va a salir en los próximos años, espero, de esta gran crisis política.

En la clase empresarial sí existen ejecutivos, empresarios y profesionales que han encontrado el mensaje que nos dejó esta selección, pero da la impresión que los principales gremios tienen mucho temor de alzar su voz, de marcar agenda y conectar con esa gran demanda popular. Algo va a pasar en el mediano o largo plazo, hay tensiones internas en los gremios empresariales y espero que se resuelvan pronto a favor del país.

A los dirigentes sociales, ¿qué les corresponde hacer?
Viven en una dinámica muy parecida a la de los políticos. Los dirigentes piensan en su beneficio, usan la retórica progresista o del progreso solo con fines personales. Por supuesto que hay excepciones que confirman la regla, al igual que en el sector empresarial, pero eso también reafirma, en términos generales, que la crisis es real a nivel de liderazgo.

“Vizcarra moderado”

¿El presidente Vizcarra está en la capacidad de convocar a esta causa nacional, por así decirlo, para lograr el respaldo del país y priorizar la atención a los problemas más graves?
El estilo de gobierno de Vizcarra es moderado y puede ser una forma sabia de gobernar en medio de la polarización política actual, pero, a su vez, la población y los grandes desafíos que tiene el país reclaman cierta audacia y un carácter imperativo para sacar las cosas adelante. Lamentablemente, Vizcarra no será el líder nacional que genere esa adhesión que el futuro nos exige. Vizcarra cumplió sus primeros cien días y nos ha mostrado un estilo de gobierno que no ha sabido aprovechar la crisis política en la que nos encontramos y no veo un talante tal para aprovechar este furor nacional alrededor del fútbol.

¿Eso se debe a su impericia política o su falta de liderazgo?
El gobierno de Vizcarra es un gobierno inesperado. Es un presidente que no esperaba gobernar. Estaba en la banca y no esperaba entrar a la cancha. Lo otro es que Vizcarra no es un político que haya pensado, en los últimos años, en qué hacer con el país. No tiene organización política detrás y tampoco una bancada oficialista de peso en el congreso. Es una persona, hasta donde sabemos, honesta, que tuvo un buen gobierno regional [en Moquegua], pero que no estaba preparado para ser presidente y no tiene todos los recursos y las organizaciones para ello.

Por otro lado, ¿los candidatos de las elecciones regionales y municipales también tienen la oportunidad de asimilar esta lección dejada por la selección de fútbol, para sentar las bases de un nuevo estilo de gobierno?
Me apena ser pesimista, pero vemos mucha dispersión de candidatos, con propuestas y eslóganes de campaña muy generales y vacíos. Eso lo vemos mucho, por ejemplo, en Lima y en otras dos regiones que visitamos, con candidatos que cambiaron por segunda o tercera vez de organizaciones políticas y grupos políticos sin candidatos que prestan su marca al candidato de turno.

Eso evidencia un escenario mediocre. Y cuando vemos en las encuestas que la cifra de indecisos, votos en blanco y nulos es mayor que [el apoyo a] los candidatos que van en primer lugar, comprobamos este análisis.La crisis de la clase política no solo es a nivel nacional, se expresa también a nivel local y regional, e incluso en los dirigentes sociales.

En Arequipa, tenemos 24 candidatos a la municipalidad provincial y 21 al Gobierno regional. Eso nos haría suponer que tenemos de dónde escoger, pero tal vez este exceso de opciones sea contraproducente si queremos garantizar la gobernabilidad de las nuevas autoridades.
Ese es un primer aspecto, en esta dispersión el ganador será un ganador precario [por el escaso respaldo de votos que obtenga]. Lo otro es que esta dispersión revela que la clase política arequipeña está partida en pedazos, y si revisamos los candidatos podremos encontrar mucho oportunista e improvisado, que cree que tener las ganas de ser alcalde o gobernador es suficiente. Pero la verdad es que hemos visto en los últimos años que estos candidatos improvisados y oportunistas hacen pésimas gestiones.

Y si a eso le añadimos el impacto de la campaña electoral y la inversión que se hace en ella, entonces ¿los electores podrían votar engañados o cegados por una opción que no es real?
Esas campañas millonarias son las más sospechosas, porque se endeudan y no sabemos cómo esperan pagar ese apoyo. Ya lo hemos visto en otras regiones y a nivel nacional con presidentes anteriores. Así volvemos a lo que ya comentamos al inicio de la entrevista: la selección ha mostrado que la gente tiene ganas de creer, está buscando liderazgos claros y quiere cumplir con objetivos colectivos nacionales, pero nuestra clase política nacional, regional y local está muy lejos de atender estas demandas populares.

Hay excepciones que confirman la regla, sí; algunas regiones fueron mejor gestionadas que otras y aún hay políticos decentes en el congreso con propuestas pertinentes para el país, pero siguen siendo, lamentablemente, una minoría.

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