Fin del estado de emergencia, pero no de la mascarilla

El uso de barbijo es vital para evitar el contagio de varias enfermedades, pero los jóvenes lo han convertido en un escudo para no mostrar sus rostros

Algunos ciudadanos todavía usan mascarilla, incluso en espacios abiertos.

Isabel Álvarez Cabana

La reciente muerte de un anestesiólogo en Lima que se contagió de covid-19, es solo una muestra de que la finalización del estado de emergencia nacional no significa el fin de la pandemia. “El covid-19 no se ha ido”, precisa Javier Gutiérrez, exdecano del Colegio Médico en Arequipa.

Es por ello que recomendó, mantener el uso de la mascarilla en lugares con aglomeración de personas para prevenir esta enfermedad, ya que ahí es donde el virus se sigue diseminando.

No podemos confiarnos ante la cercanía del verano. Si bien los casos, como cualquier patología respiratoria, tienden a disminuir, no desaparecen. Gutiérrez, advierte que el covid se mantiene como enfermedad endémica, y no debemos esperar que algún familiar se contagie y llegue a un estado grave.

El Gobierno levantó las restricciones por la pandemia del covid-19.

Protección personal

El director de Epidemiología de la Gerencia Regional de Salud (Geresa), Jorge Velarde, sostiene que debemos mantener los protocolos de bioseguridad, que desatinadamente eliminó el Gobierno, debido al bajo nivel de vacunación de la población contra el nuevo coronavirus.

Cabe precisar que estas medidas no solo nos ayudan a prevenir el covid, sino también nos protegen del contagio de las infecciones respiratorias agudas (IRA) como la influenza, además de otros procesos bacterianos, como la neumonía o la micoplasma y la tuberculosis.

Según reportes del sector Salud, de enero a noviembre de 2019 se reportaron 167 361 casos de IRA en menores de 5 años, la cifra se redujo en el mismo periodo de 2021 a 37 497 casos.

“Debería quedar en nosotros, como una cosa natural que ocurre en otras sociedades. Si tengo un resfriado debo ponerme mascarilla y debemos lavarnos las manos constantemente”, señala Velarde, quien informó que también se redujeron los casos de enfermedades diarreicas.

Gutiérrez recuerda que, en otros países, como Japón, la población ya usaba mascarilla antes de la pandemia, no exclusivamente para prevenir enfermedades, sino por los altos índices de contaminación y en Arequipa, no estamos exentos de ello.

“[El uso de la mascarilla] Debería quedar en nosotros, como una cosa natural que ocurre en otras sociedades. Si tengo un resfriado debo ponerme mascarilla y debemos lavarnos las manos constantemente”.

Jorge Velarde, director de Epidemiología de la Gerencia Regional de Salud.

Problema de salud pública

Javier Gutiérrez lamenta que no haya un liderazgo adecuado en el sector Salud, y que las disposiciones que se dan sean más en respuesta al momento político, en tanto que un sector de la población desconfía de estas acciones o no hacen caso de ellas.

Y si bien el estado de emergencia permitió contratar más profesionales y adquirir equipamiento médico, también propició que hoy se presenten denuncias de corrupción, tanto en el sector Salud del Gobierno Regional de Arequipa como en EsSalud.

“No se trata de declarar el estado de emergencia del sector, sino de tener una política clara y honesta, donde no haya corrupción”, precisó.

EL DATO

De acuerdo al portal del Repositorio Único Nacional de Información en Salud, el 70.95 % de la población de Arequipa tiene las tres dosis de la vacuna contra el covid-19, mientras que solo el 15.83 % se aplicó la cuarta dosis.

Especialistas recomiendan dejar de usar la mascarilla solo en espacios abiertos y sin aglomeración de personas.

El barbijo en los jóvenes

Con respecto a los protocolos de bioseguridad, es necesario hacer énfasis en la mascarilla, que ahora tiene un uso que va más allá de la protección contra la pandemia. Algunos jóvenes la emplean para protegerse del “qué dirán” sobre el aspecto físico de sus rostros.

María Elena Ortiz, psicóloga y docente de la Universidad Católica San Pablo, señaló que algunos jóvenes esconden todo lo negativo que creen tener en el rostro a través de la mascarilla, por lo que no quieren quitársela.

Esta percepción se identificó el año pasado, cuando todavía primaba la virtualidad. Los estudiantes se rehusaban a encender sus cámaras. Cuenta además, que cuando se autorizó acudir a los colegios sin mascarilla, los estudiantes continuaron usándola.

Ortiz explica que hay estudios que revelan que, durante la pandemia, los jóvenes observaron más las características físicas de otras personas, lo que generó en ellos muchos complejos.

Por ello, explica que tanto los padres de familia como los educadores deben incentivar en los jóvenes un mejor autoconcepto, autoaceptación, enseñarles que hay otras cosas más importantes que el físico, como el desarrollo de la inteligencia.

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